Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián
En la calle de San Ignacio, en pleno centro histórico de Valladolid, se alza majestuosa la Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián, uno de los ejemplos más puros y representativos de la arquitectura jesuítica en España. Este templo, construido en el último cuarto del siglo XVI como parte de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, encierra entre sus muros siglos de historia religiosa, artística y espiritual que lo convierten en un referente indiscutible del patrimonio vallisoletano.
Desde su fundación en 1543 hasta su conversión en parroquia real tras la expulsión de los jesuitas en 1767, este edificio ha sido testigo de acontecimientos cruciales de la historia de Valladolid y de España. Entre sus muros se desarrolló la labor pastoral y educativa de los jesuitas, vivió y murió el Beato Bernardo de Hoyos, primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España, y se custodian obras maestras del arte barroco castellano.
Contenido
- 1 Orígenes: La Fundación de la Casa Profesa Jesuita
- 2 Ubicación y Acceso al Templo
- 3 Arquitectura: Modelo del Estilo Jesuítico Castellano
- 4 Tesoros Artísticos: Un Museo de Arte Sacro
- 5 El Beato Bernardo de Hoyos: Apóstol del Sagrado Corazón
- 6 Semana Santa: La Cofradía del Descendimiento
- 7 Las Antiguas Parroquias: San Miguel y San Julián
- 8 Curiosidades y Patrimonio Perdido
- 9 Restauraciones y Estado Actual
- 10 Preguntas Frecuentes sobre la Real Iglesia de San Miguel y San Julián
- 10.1 ¿Cuál es el origen de esta iglesia?
- 10.2 ¿Por qué se llama Real Iglesia Parroquial?
- 10.3 ¿Qué relación tiene el templo con el Beato Bernardo de Hoyos?
- 10.4 ¿Qué obras de arte destacan en el interior?
- 10.5 ¿Cuál es el horario de visitas?
- 10.6 ¿Qué Cofradía tiene su sede en este templo?
- 10.7 ¿Se pueden celebrar bodas en esta iglesia?
- 10.8 ¿Qué pasó con las antiguas iglesias de San Miguel y San Julián?
- 10.9 ¿Es accesible para personas con movilidad reducida?
- 10.10 ¿Cuál es la mejor época para visitar el templo?
- 11 Enlaces de Interés
- 12 Templos
- 12.0.1 Capilla Universitaria del Palacio de Santa Cruz
- 12.0.2 Iglesia Conventual de Porta Coeli
- 12.0.3 Iglesia de la Inmaculada Concepción
- 12.0.4 Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón
- 12.0.5 Iglesia del Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita
- 12.0.6 Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen
- 12.0.7 Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol
- 12.0.8 Iglesia Parroquial de San Martín y San Benito el Viejo
- 12.0.9 Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari
- 12.0.10 Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol
- 12.0.11 Iglesia Parroquial de Santa María La Antigua
- 12.0.12 Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol
- 12.0.13 Iglesia Penitencial de Jesús
- 12.0.14 Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz
- 12.0.15 Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias
- 12.0.16 Monasterio de San Benito el Real
- 12.0.17 Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián
- 12.0.18 Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana
Orígenes: La Fundación de la Casa Profesa Jesuita
La historia de este templo comienza en marzo de 1543, cuando los primeros jesuitas llegaron a Valladolid procedentes de Lisboa. Los padres Antonio de Araoz y Pedro Fabro, compañeros de San Ignacio de Loyola, se establecieron inicialmente en un pequeño hospital con iglesia cedido por los cofrades de San Antonio de Padua en la calle Caridad, frente a la desaparecida parroquia de San Julián y Santa Basilisa.
Con el apoyo del Consejo Real y del Regimiento de la ciudad, la Compañía de Jesús fue adquiriendo y reformando paulatinamente diversas casas de la manzana hasta controlar casi toda la acera par de la calle, que más tarde pasaría a llamarse calle de San Ignacio, denominación que conserva en la actualidad. En 1554, gracias a una generosa donación de la infanta doña Juana de Austria, hermana de Felipe II y regente durante la estancia del rey en Inglaterra, la Compañía pudo ampliar significativamente sus instalaciones.
Las obras del templo actual comenzaron en 1579 y concluyeron en 1591, constituyendo uno de los proyectos arquitectónicos más ambiciosos de la Compañía de Jesús en Castilla. El edificio, construido en ladrillo, tapial y piedra, formaba parte del complejo del Colegio de San Ignacio y se convertiría en el centro neurálgico de la actividad jesuítica en Valladolid durante casi dos siglos.
Los Condes de Fuensaldaña: Patronos del Templo
Desde los inicios del siglo XVII, el templo estuvo bajo el patronato de los Condes de Fuensaldaña, noble familia castellana que ejerció un mecenazgo fundamental para el mantenimiento y enriquecimiento artístico de la iglesia. Sus escudos nobiliarios presiden la fachada principal del templo, testimonio permanente de su vinculación y generosidad con la Compañía de Jesús.
La Expulsión de los Jesuitas y la Transformación en Parroquia Real
El 2 de abril de 1767, una fecha que quedaría grabada en la memoria de Valladolid, el rey Carlos III decretó mediante la Pragmática Sanción la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios de la Corona española. Según relatan las crónicas, ese día los religiosos permanecieron prisioneros en el convento, y al día siguiente salieron por la mañana en calesas y mulas hacia el exilio, quedándose únicamente los enfermos.
La iglesia de San Ignacio quedó cerrada hasta 1775, conservando todo su rico patrimonio artístico pero sin uso litúrgico. Las edificaciones del convento, salvo la iglesia y sus dependencias anejas, fueron redistribuidas y convertidas en viviendas particulares. Aún a mediados del siglo XX quedaban en la calle de San Ignacio viviendas que habían sido en su día parte del convento jesuítico.
En 1775, mediante una Real Cédula otorgada por Carlos III, se procedió a la unificación de las dos parroquias más antiguas de Valladolid: San Miguel y San Julián y Santa Basilisa, ambas con edificios ruinosos que amenazaban colapso. El rey dispuso que el antiguo templo jesuita se convirtiera en la nueva sede parroquial, razón por la cual adoptó el título de Real Iglesia Parroquial. La Corona asumió el patronazgo, sustituyendo los símbolos jesuíticos por las armas reales.
El 11 de noviembre de 1775, relata el cronista Ventura Pérez, salieron de la antigua iglesia de San Miguel los parroquianos y las cofradías llevando sus imágenes, y fueron a buscar a los feligreses de San Julián y Santa Basilisa, que esperaban a la puerta de su iglesia. Ambas comunidades, ya unidas, entraron en la antigua iglesia jesuítica con gran solemnidad. Se colocó una pila bautismal, se instaló la imagen de San Miguel en el altar mayor sustituyendo a San Ignacio, y sobre el tabernáculo se dispusieron las imágenes de San Julián y Santa Basilisa. La primera misa parroquial se celebró al día siguiente, domingo.
Ubicación y Acceso al Templo
Cómo Llegar a la Real Iglesia Parroquial
Dirección: Calle San Ignacio, 8 – 47003 Valladolid
Teléfono: 983 357 726
La iglesia se encuentra en una ubicación privilegiada del centro histórico, a pocos metros de monumentos emblemáticos como el Palacio de Fabio Nelli (actual Museo de Valladolid), la Iglesia y Monasterio de San Benito el Real, y el Museo Patio Herreriano. Desde la Plaza Mayor, el templo se alcanza en apenas diez minutos a pie por la calle de San Benito.
Para personas con movilidad reducida, existen plazas de aparcamiento reservadas en las calles León (a unos 130 metros) y San Benito (a unos 200 metros del templo).
Horarios de Apertura y Celebraciones
Días | Horarios de Visita | Horarios de Misas |
---|---|---|
Martes a Sábado | 11:15 – 13:30h 18:00 – 20:30h |
12:00h y 19:30h |
Domingos y Festivos | 11:00 – 14:00h 18:00 – 20:00h |
11:45h, 13:15h y 19:00h |
Lunes | Cerrado | |
21 de Julio | Cerrado (Festividad local) | |
Agosto | Horarios reducidos |
Entrada gratuita. El templo se puede visitar libremente durante los horarios de apertura, respetando siempre los momentos de celebración litúrgica.
Arquitectura: Modelo del Estilo Jesuítico Castellano
La Real Iglesia de San Miguel y San Julián constituye uno de los ejemplos más logrados de la arquitectura jesuítica en España. Aunque no existen noticias documentadas sobre la autoría de las trazas, los historiadores han barajado la posibilidad de que fueran diseñadas por artífices de la propia Compañía, aunque las enormes similitudes con la escuela clasicista vallisoletana sugieren que sus autores fueron maestros del foco local, como Juan de Nates o Juan del Ribero Rada.
Planta y Distribución Interior
El templo presenta una planta de cruz latina inscrita en un gran rectángulo, con una sola nave de tres tramos, capillas laterales comunicadas entre sí entre los contrafuertes, crucero y capilla mayor rectangular. Esta disposición, consagrada previamente en la iglesia jesuítica de Villagarcía de Campos, resultaba especialmente adecuada para la Compañía de Jesús por dos razones fundamentales: proporcionaba un amplio espacio diáfano óptimo para la predicación, y las capillas laterales, vendidas a particulares como lugares de enterramiento, constituían una importante fuente de ingresos para la orden.
Los alzados interiores de la nave se resuelven mediante arcos de medio punto moldurados que comunican las capillas laterales con la nave central, dispuestos entre pilastras corintias que sostienen un entablamento del mismo orden. Sobre el entablamento se abren ventanas termales para la iluminación de la nave, siguiendo el modelo clasicista derivado de las trazas de Juan de Herrera para El Escorial.
En el entablamento se encuentran los escudos de los Condes de Fuensaldaña, patronos del templo, que recorren todo el perímetro interior como testimonio nobiliario del mecenazgo ejercido por esta familia.
La Fachada Principal: Sobriedad y Nobleza
La fachada principal del templo, construida en piedra sobre base de ladrillo amarillento, repite el esquema ensayado en Villagarcía de Campos. Se estructura en tres calles: la central de dos cuerpos y las laterales unidas mediante aletones, creando una composición armónica y equilibrada característica del clasicismo postescurialense.
La portada se organiza mediante un vano adintelado coronado con un frontón curvo partido, del que arranca una hornacina que originalmente albergaba la escultura de San Ignacio de Loyola. En 1775, cuando el templo pasó a ser parroquia real, la imagen jesuítica fue sustituida por la de San Miguel Arcángel con las armas de los Reyes Católicos de finales del siglo XV, procedente de la antigua parroquia medieval de San Miguel.
Flanqueando la hornacina lucen los escudos de los Condes de Fuensaldaña, manifestando su patronazgo sobre el templo. En la parte superior, el escudo real de Carlos III, colocado en 1775, sustituyó al anagrama JHS (Jesús Hominum Salvator) de los jesuitas. Sobre el frontón y en las esquinas de las alas se elevan basamentos coronados con bolas de piedra, motivo ornamental peculiar del estilo postescurialense.
Tesoros Artísticos: Un Museo de Arte Sacro
El interior de la Real Iglesia de San Miguel y San Julián alberga una extraordinaria colección de arte sacro, con obras de algunos de los más destacados maestros del barroco castellano, incluyendo esculturas de Gregorio Fernández, Pedro de Sierra y Gil de Mena, así como retablos, pinturas y relieves de gran valor histórico y artístico.
El Retablo Mayor: Obra de Adrián Álvarez
El retablo mayor del templo es una obra monumental atribuida a Adrián Álvarez, maestro ensamblador que trabajó simultáneamente en el retablo de la iglesia jesuítica de Medina del Campo, de ahí las grandes similitudes entre ambas obras. El retablo toma como referente directo el modelo creado por Juan de Herrera para la basílica de San Lorenzo de El Escorial, adaptándolo a las necesidades litúrgicas y estéticas de la Compañía de Jesús.
La estructura presenta un diseño arquitectónico riguroso y ordenado, con relieves escultóricos y pinturas que narran los principales misterios de la vida de Cristo y de la Virgen. Los relieves del banco representan las cuatro Virtudes Cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. En los cuerpos superiores se distribuyen, de izquierda a derecha y de abajo a arriba, escenas de la Natividad, la Presentación en el Templo, la Resurrección y Pentecostés.
En el ático se encuentra el habitual Calvario, flanqueado por dos grandes escudos de los Condes de Fuensaldaña y las figuras de los Cuatro Evangelistas. Todas estas obras escultóricas se consideran de Adrián Álvarez. Las pinturas con las Virtudes Teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y Cardinales son de Francisco Martínez, colaborador habitual del ensamblador.
Tras la conversión del templo en parroquia de San Miguel y San Julián en 1775, al retablo se incorporaron diversas esculturas procedentes del antiguo retablo mayor de la parroquia medieval de San Miguel, obra de Gregorio Fernández realizada hacia 1606, enriqueciendo aún más el conjunto.
La Capilla de la Buena Muerte: Devoción y Misterio
Una de las capillas más singulares y veneradas del templo es la Capilla de la Buena Muerte, que da nombre y cobijo a la Cofradía El Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte, fundada en 1939. Esta capilla lateral, situada en el lado derecho de la nave, posee un notable retablo barroco del siglo XVIII con influencias de la escuela granadina de retablos, evidentes en los dos quebradísimos estípites (pilastras invertidas de forma piramidal) que flanquean el conjunto.
En la parte central del retablo se exhibe una escena del Monte Calvario, composición escultórica atribuida a Pedro de Sierra (hacia 1738), que representa a Cristo crucificado entre los dos ladrones, con la Virgen, San Juan y María Magdalena al pie de las cruces. El Cristo crucificado es obra destacada por su dramatismo y expresividad barroca.
En la parte alta del retablo se encuentra una Virgen de la Piedad que llegó en procesión desde el convento de Santa Ana el 1 de mayo de 1738, tal como relata el cronista Ventura Pérez. Esta imagen, diferente en estilo al resto del conjunto, podría atribuirse a Alejandro Carnicero o a Pedro de Correas según los datos históricos disponibles.
En la parte inferior del retablo se sitúa un camarín con forma de basílica de tres naves, donde reposa un Cristo Yacente atribuido a Gregorio Fernández, acompañado de la Virgen de la Amargura, talla de madera policromada algo inferior al natural que representa a la Virgen Dolorosa sentada sobre una roca, derrumbada en la soledad tras la muerte de su Hijo.
La Capilla de la Buena Muerte fue durante siglos sede de la Congregación de la Buena Muerte, hermandad que tenía por misión acompañar y ayudar a bien morir a todas las personas que lo solicitaran, incluidos los reos condenados a muerte, así como recorrer el vecindario pidiendo limosna para costear el entierro de quienes no disponían de medios económicos. En 1954, esta congregación se fusionó con la Cofradía del Descendimiento.
Retablos Laterales: San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier
En las capillas laterales destacan dos magníficos retablos barrocos dedicados a los fundadores de la Compañía de Jesús: San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. Ambos fueron realizados por los mismos artistas y presentan similitudes estilísticas, creando un conjunto armónico que recuerda el pasado jesuítico del templo.
El retablo de San Ignacio de Loyola presenta la escultura del santo fundador con el atributo de llevar la Iglesia en la mano, símbolo de ser fundador de una orden religiosa. La imagen muestra un total realismo, con ojos de cristal y una encarnación mate barnizada. Según la tradición, el rostro está sacado de una mascarilla de cera tomada del propio San Ignacio en el momento de morir. El manto presenta una cenefa ancha con hermosa labor de pedrería fingida, característica del barroco castellano.
La Sacristía: Espacio de Grandes Dimensiones
La sacristía de la Real Iglesia constituye un espacio de dimensiones excepcionales que algunos han descrito como «prácticamente una iglesia dentro de la iglesia». Este recinto conserva el suelo y la cajonería originales del siglo XVII, además de esculturas y lienzos barrocos de la época, y un notable retablo pintado en trampantojo (técnica pictórica que engaña al ojo creando ilusión de tridimensionalidad).
La Capilla Relicario: Tesoro de la Fe
A la izquierda de la sacristía se accede a la Capilla Relicario, una sala cuadrada de gran belleza policromada rematada con una preciosa cúpula. Las paredes están cubiertas de bustos de santos en una impresionante exhibición devocional, y el espacio atesora casi 400 reliquias de santos y beatos.
La importancia de las reliquias en la Valladolid de los siglos XVI y XVII queda reflejada en uno de los muros cerámicos del zaguán del Palacio Pimentel, donde se recrea la multitudinaria procesión con la que se celebró la llegada del fémur de San Benito en 1594, evento seguido de grandes celebraciones y festejos populares, como corridas de toros y juegos de cañas.
El Beato Bernardo de Hoyos: Apóstol del Sagrado Corazón
Uno de los aspectos más significativos de la historia de este templo es su estrecha vinculación con el Beato Bernardo Francisco de Hoyos (1711-1735), jesuita natural de Torrelobatón (Valladolid), considerado el primer y principal apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España.
Vida y Misión del Beato
Bernardo de Hoyos ingresó en la Compañía de Jesús con apenas 15 años en el Noviciado de Villagarcía de Campos en 1726. Tras estudiar Filosofía en Medina del Campo, en septiembre de 1731 pasó a estudiar Teología en el Colegio de San Ambrosio de Valladolid (actual Santuario Nacional de la Gran Promesa).
En mayo de 1733, cuando contaba solo 21 años, un acontecimiento marcó su vida para siempre. Un compañero sacerdote le pidió que tomase de la biblioteca el libro «De cultu Sacratissimi Cordis Iesu» del padre José de Gallifet, y copiase algunos fragmentos. La lectura de esta obra sobre la devoción al Sagrado Corazón, que Bernardo desconocía completamente, le produjo una conmoción interior inenarrable. En ese mismo momento se postró ante el Sagrario y prometió dedicar su vida entera a extender este culto en España.
El 14 de mayo de 1733, día de la Ascensión, después de comulgar con los demás estudiantes, Bernardo recibió en el presbiterio del Colegio de San Ambrosio la llamada Revelación de la Gran Promesa. Según escribió a su director espiritual, oyó claramente cómo Jesús le decía: «Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes».
Desde entonces, Bernardo desplegó una intensa actividad apostólica: ayudó a traer estampas de Roma, financió la impresión del libro «Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús» (1734) que difundió por España y América, y organizó con gran éxito la primera novena pública en España en honor del Sagrado Corazón en junio de 1735.
Muerte y Beatificación
El padre Hoyos fue ordenado sacerdote en julio de 1735. Cuatro días después celebró su primera misa en el Colegio de San Ignacio de Valladolid (actual Real Iglesia de San Miguel y San Julián), al cual se trasladó en agosto del mismo año. Pocas semanas después enfermó de tifus, y falleció el 29 de noviembre de 1735 con solo 24 años, 3 meses y 9 días.
Fue enterrado en este mismo templo, según la tradición en el crucero, tercera fila, lado del Evangelio. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, sus restos fueron trasladados, sin que se sepa actualmente su paradero exacto, aunque la devoción popular siempre ha mantenido que permanecen en algún lugar del edificio.
El 18 de abril de 2010, el papa Benedicto XVI autorizó su beatificación, que se celebró con gran solemnidad en el paseo Central del Campo Grande de Valladolid, presidida por el cardenal Angelo Amato como representante pontificio. El 29 de diciembre de 2010, un decreto arzobispal proclamó al Beato Bernardo de Hoyos patrón de la Cofradía del Descendimiento y Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que tiene su sede en este templo.
En la Capilla de la Buena Muerte se conserva un Sagrado Corazón bordado que el propio padre Hoyos encargó realizar y que está instalado en la zona central de la capilla, al pie de la hornacina, lugar donde él oraba diariamente.
Semana Santa: La Cofradía del Descendimiento
La Real Iglesia de San Miguel y San Julián es sede canónica de la Cofradía El Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte, fundada el 26 de marzo de 1939 precisamente en la sacristía de este templo, bajo la presidencia del párroco Agustín Rodríguez Mostaza.
Fundación y Evolución
Poco antes de su fallecimiento, el arzobispo de Valladolid Remigio Gandásegui encargó a Herminio Sanz Pedrosa la fundación de una cofradía encargada de alumbrar en la Procesión General de Viernes Santo el conjunto de El Descendimiento, magistral grupo escultórico tallado por Gregorio Fernández en 1623 para la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz, en cuya iglesia recibe culto.
En 1954 se produjo la fusión con la Congregación de la Buena Muerte, que alumbraba el Cristo Yacente venerado en la Capilla de la Buena Muerte de San Miguel. Desde entonces, la cofradía añadió a su denominación el título de Santo Cristo de la Buena Muerte y asumió el cuidado, custodia y decoro de la capilla.
Procesiones y Pasos
La cofradía participa en tres importantes procesiones de la Semana Santa vallisoletana:
Jueves Santo (18:45 horas): Procesión de Nuestra Señora de la Amargura. La cofradía alumbra el paso del Monte Calvario, conjunto escultórico atribuido a Pedro de Sierra (hacia 1738) que representa la crucifixión de Cristo entre los dos ladrones, custodiado en la Capilla de la Buena Muerte.
Madrugada del Viernes Santo: Procesión Cristo al Humilladero. Se porta a hombros la imagen del Cristo Yacente atribuido a Gregorio Fernández. Este Cristo, de bulto redondo completamente tallado, se cubre con un paño de pureza y reposa sobre un sudario. La procesión se dirige desde San Miguel hacia la Iglesia de San Quirce y Santa Julita, donde los cofrades realizan un emotivo momento de reflexión arrodillados. Posteriormente se dirigen al Humilladero (cruz de piedra) frente a la Iglesia de San Pablo, colocando un sudario blanco sobre la cruz y realizando un acto de oración. Las andas para portar esta imagen fueron realizadas en 2008 por el escultor vallisoletano Ángel Martín.
Viernes Santo (19:30 horas): Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor. La cofradía alumbra su paso titular, El Descendimiento de Gregorio Fernández, custodiado en la Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz. Este magnífico conjunto escultórico representa a Cristo descendido de la Cruz por Nicodemo y José de Arimatea, un sayón que desclava a Cristo al pie de la Cruz, la Virgen, San Juan y María Magdalena. Fue entregado en 1624 y pesa 3.500 kg. Se le conoce popularmente como «El Reventón» porque en 1741, según relata Ventura Pérez, al entrar en la iglesia se inclinó de tal forma que un costalero quedó aprisionado por la mole contra la pilastra de la puerta.
Hábito y Distintivos
Los cofrades procesionan con un hábito peculiar que fue utilizado originalmente solo durante los primeros cuatro años (1940-1943) y que desde 1998 ha sido recuperado para los cofrades que escoltan las imágenes en procesión. Consiste en túnica verde, capa encarnada terciada a semejanza de San Juan Evangelista, turbante trenzado de rojo y verde del que pende un velo negro para ocultar el rostro, y sandalias de baqueta.
Actividades y Cultos Anuales
A lo largo del año, la cofradía celebra diversos cultos en la Real Iglesia de San Miguel:
- Triduo al Santo Cristo de la Buena Muerte en Cuaresma, unos días antes de la Semana de Pasión
- Quinario en honor al Descendimiento durante la Cuaresma
- Triduo en honor a la Virgen de la Amargura en el mes de mayo
- Celebración Eucarística en honor al Cristo Yacente en noviembre
- Misa por los cofrades difuntos en noviembre, con especial mención a los fallecidos durante el año
- Participación en la Procesión del Sagrado Corazón de Jesús en junio, acompañando una imagen del Beato Bernardo de Hoyos custodiada en la Basílica Nacional de la Gran Promesa
Desde 2014, la cofradía organiza también la Procesión del Santo Rosario en Torrelobatón, localidad natal del Beato Bernardo de Hoyos, su patrón.
Las Antiguas Parroquias: San Miguel y San Julián
San Miguel: La Parroquia Más Antigua de Valladolid
La Parroquia de San Miguel, fundada a mediados del siglo XI durante el reinado de Fernando I de León, está considerada como la más antigua de Valladolid. En un principio estuvo bajo la advocación de San Pelayo, advocación muy típica de las parroquias de núcleos de repoblación castellanos del siglo XI, cambiando en el siglo XII a la de San Miguel.
Su iglesia se situaba en la actual Plaza de San Miguel, en pleno centro histórico. En torno a ella se reunía el Concejo de Valladolid «a campana tañida o repicada» para tratar los asuntos de la Villa. En un lateral de su capilla mayor se situó el Archivo Municipal hasta aproximadamente 1600, cuando se trasladó a la Casa Consistorial.
El retablo mayor fue labrado hacia 1606 por Gregorio Fernández, y algunas esculturas procedentes del mismo se conservan en la actual Real Iglesia. El edificio medieval, bastante ruinoso en el último tercio del siglo XVIII, fue demolido entre 1777 y 1779, quedando una amplia plaza que conservó su nombre en recuerdo del templo desaparecido.
San Julián y Santa Basilisa: Memoria del Primer Núcleo Urbano
La Parroquia de San Julián y Santa Basilisa, también fundada a mediados del siglo XI, constituyó junto con San Miguel el primer núcleo histórico de lo que llegaría a ser la ciudad de Valladolid. Su edificio se situaba en la esquina entre las actuales calles de la Encarnación y San Ignacio, a espaldas de la Iglesia del monasterio de San Benito el Real.
Según el dibujo de Ventura Pérez realizado hacia 1756-59, el templo era de construcción sencilla: fachada de ladrillo, ventana de medio punto a media altura, espadaña y frontón en el remate, y portada con sencillo soportal sobre columnas toscanas. Un atrio rodeaba la iglesia. La torre, muy sencilla de estilo indefinido, albergaba la campana del municipio que daba el toque de queda en Valladolid y avisaba de otros acontecimientos a la población.
El edificio funcionó como parroquia hasta 1775 y fue demolido entre 1777 y 1779. En su solar se levantó posteriormente un bloque de viviendas.
Curiosidades y Patrimonio Perdido
La Búsqueda de los Restos del Beato Bernardo de Hoyos
Uno de los episodios más misteriosos y aventureros relacionados con este templo es la búsqueda de los restos del Beato Bernardo de Hoyos. Aunque la tradición señala que fue enterrado en el crucero del templo, lado del Evangelio, tercera fila, tras la expulsión de los jesuitas en 1767 sus restos fueron trasladados sin que quedara constancia documental precisa de su ubicación definitiva.
A lo largo de los siglos se han realizado diversas búsquedas arqueológicas en el subsuelo del templo, especialmente intensificadas tras su beatificación en 2010, pero hasta la fecha no se ha podido localizar con certeza el lugar de su sepultura. La devoción popular mantiene la convicción de que sus restos permanecen en algún lugar del edificio.
Doña Marina de Escobar: Benefactora Jesuita
En el presbiterio estuvo enterrada doña Marina de Escobar, gran benefactora de la Compañía de Jesús en Valladolid. Su lápida y enterramiento fueron trasladados posteriormente al Convento de las Brígidas. Marina de Escobar (1554-1633) fue una mística vallisoletana de gran reputación en su época, fundadora de la Congregación de las Esclavas del Amor Divino.
El Rey Juan Carlos I: Hermano Mayor Honorario
En 2004, durante la conmemoración del 50º aniversario de la fusión de la Cofradía del Descendimiento con la Congregación de la Buena Muerte, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I aceptó la distinción de Hermano Mayor Honorario de la cofradía, según credencial de 24 de marzo de 2004. Esta distinción vincula a la Corona con la tradición cofrade vallisoletana y con este templo real.
La Botica del Colegio de San Ignacio
Durante los siglos XVII y XVIII, el Colegio de San Ignacio disponía de una importante botica (farmacia) que atendía no solo a los miembros de la comunidad jesuítica sino también a la población vallisoletana. Se tiene noticia de que la botica se renovó completamente en 1733, dotándola de nuevos medicamentos, instrumental y mobiliario. También se realizó un nuevo tabernáculo para el altar mayor en 1765, pocos años antes de la expulsión.
Restauraciones y Estado Actual
A lo largo de los siglos, la Real Iglesia de San Miguel y San Julián ha sido objeto de diversas intervenciones de conservación y restauración. Entre 2004 y 2007 se llevó a cabo una restauración integral que consolidó las estructuras, renovó las cubiertas, limpió las pinturas murales y retablos, y actualizó las instalaciones del templo para adaptarlo a las necesidades litúrgicas y de conservación contemporáneas.
Actualmente, el templo se encuentra en excelente estado de conservación y continúa cumpliendo su triple función de parroquia activa, sede cofrade y espacio patrimonial visitable, siendo uno de los monumentos imprescindibles del patrimonio histórico-artístico de Valladolid.
Preguntas Frecuentes sobre la Real Iglesia de San Miguel y San Julián
¿Cuál es el origen de esta iglesia?
El templo fue construido entre 1579 y 1591 como parte de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Valladolid, fundada en 1543. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, el edificio quedó sin uso hasta que en 1775 el rey Carlos III lo convirtió en parroquia mediante Real Cédula, unificando las antiguas parroquias de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa, las dos más antiguas de la ciudad.
¿Por qué se llama Real Iglesia Parroquial?
Recibe el título de «Real» porque en 1775 el rey Carlos III asumió el patronazgo del templo al convertirlo en sede de las parroquias unificadas de San Miguel y San Julián, sustituyendo el anterior patronazgo de los Condes de Fuensaldaña y de la Compañía de Jesús. El escudo real de Carlos III preside la fachada principal desde entonces.
¿Qué relación tiene el templo con el Beato Bernardo de Hoyos?
El Beato Bernardo de Hoyos (1711-1735), primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España, residió en la Casa Profesa jesuita (actual iglesia), se ordenó sacerdote aquí, celebró su primera misa en este templo en julio de 1735, y falleció en este mismo edificio el 29 de noviembre de 1735 con solo 24 años. Fue enterrado en el templo, aunque actualmente se desconoce la ubicación exacta de sus restos. Fue beatificado en 2010.
¿Qué obras de arte destacan en el interior?
Destacan el retablo mayor atribuido a Adrián Álvarez con influencia herreriana; la Capilla de la Buena Muerte con su retablo barroco del siglo XVIII, el Monte Calvario de Pedro de Sierra y el Cristo Yacente atribuido a Gregorio Fernández; los retablos de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier; la sacristía con cajonería del siglo XVII; y la Capilla Relicario con casi 400 reliquias de santos.
¿Cuál es el horario de visitas?
El templo está abierto de martes a sábado de 11:15 a 13:30h y de 18:00 a 20:30h, y los domingos y festivos de 11:00 a 14:00h y de 18:00 a 20:00h. Permanece cerrado los lunes y el 21 de julio. La entrada es gratuita. Se recomienda respetar los horarios de celebraciones litúrgicas.
¿Qué Cofradía tiene su sede en este templo?
La Cofradía El Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte, fundada en 1939, tiene su sede canónica en este templo. Participa en tres procesiones de Semana Santa: el Jueves Santo con el Monte Calvario, la madrugada del Viernes Santo con el Cristo Yacente al Humilladero, y el Viernes Santo por la tarde alumbrando El Descendimiento de Gregorio Fernández en la Procesión General de la Pasión.
¿Se pueden celebrar bodas en esta iglesia?
Sí, como parroquia activa del Arciprestazgo del Centro de Valladolid, la Real Iglesia de San Miguel y San Julián celebra todos los sacramentos, incluido el matrimonio. Para solicitar información sobre bodas, bautizos u otros sacramentos, es necesario contactar con el despacho parroquial en el teléfono 983 357 726 o acudir en horario de atención.
¿Qué pasó con las antiguas iglesias de San Miguel y San Julián?
Las dos antiguas iglesias parroquiales, consideradas las más antiguas de Valladolid y fundadas en el siglo XI, se encontraban en estado ruinoso en el siglo XVIII. Al convertirse la iglesia jesuita en parroquia en 1775, ambos templos medievales fueron demolidos entre 1777 y 1779. En el solar de San Miguel se creó la actual Plaza de San Miguel, y en el de San Julián se construyeron edificios de viviendas.
¿Es accesible para personas con movilidad reducida?
El acceso al templo es relativamente accesible, aunque presenta algunos escalones en la entrada principal. En las inmediaciones hay plazas de aparcamiento reservadas para personas con movilidad reducida en las calles León (130 metros) y San Benito (200 metros). Se recomienda contactar previamente con la parroquia para facilitar el acceso si se requiere asistencia especial.
¿Cuál es la mejor época para visitar el templo?
El templo puede visitarse durante todo el año, pero la Semana Santa es especialmente significativa, cuando la iglesia se convierte en uno de los epicentros de las celebraciones pasionistas vallisoletanas. También es recomendable visitarlo en junio durante las celebraciones del Sagrado Corazón de Jesús, festividad especialmente vinculada a este templo por su relación con el Beato Bernardo de Hoyos.
Enlaces de Interés
- Ayuntamiento de Valladolid – Web Oficial
- Portal de Cultura y Turismo de Valladolid
- Arzobispado de Valladolid – Parroquias
- Cofradía El Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte – Web Oficial
- Junta de Cofradías de Semana Santa de Valladolid
- Basílica Nacional de la Gran Promesa – Beato Bernardo de Hoyos
- Turismo Castilla y León
- Turismo de España
La Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián es un testimonio excepcional de la arquitectura jesuítica en España, un museo de arte sacro de primer orden, y un espacio vivo donde se entrelazan la fe, la historia y la cultura. Su estrecha vinculación con el Beato Bernardo de Hoyos, primer apóstol del Sagrado Corazón en España, añade una dimensión espiritual única que atrae tanto a devotos como a estudiosos de la mística española.
Visitar este templo es adentrarse en la historia de la Compañía de Jesús en Valladolid, contemplar obras maestras del barroco castellano, y comprender la profunda devoción que ha caracterizado la religiosidad vallisoletana durante siglos. Sin duda, un monumento imprescindible del rico patrimonio de Valladolid.
Templos
Capilla Universitaria del Palacio de Santa Cruz
Iglesia Conventual de Porta Coeli
Iglesia de la Inmaculada Concepción
Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón
Iglesia del Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen
Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol
Iglesia Parroquial de San Martín y San Benito el Viejo
Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol
Iglesia Parroquial de Santa María La Antigua
Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol
Iglesia Penitencial de Jesús
Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz
Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias
Monasterio de San Benito el Real
Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián
Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana