Muy Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad
La Muy Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de la Piedad representa una de las instituciones más antiguas, numerosas y emblemáticas de la Semana Santa de Valladolid. Con más de cinco siglos de historia documentada y una trayectoria marcada por la caridad hacia los más desfavorecidos, esta hermandad custodia uno de los tesoros más preciados de la imaginería española: la Quinta Angustia de Gregorio Fernández, obra maestra que procesiona en la madrugada del Miércoles Santo iluminando las calles del casco histórico vallisoletano.
Con aproximadamente 1.600 cofrades en la actualidad, es la hermandad más numerosa de cuantas participan en la Semana Santa pucelana. Su distintivo hábito negro la convierte en una presencia inconfundible en los desfiles procesionales, mientras que su compromiso con la labor asistencial —especialmente visible en la tradicional Procesión de Penitencia y Caridad del Jueves Santo— mantiene viva una vocación caritativa que se remonta a sus mismos orígenes.
Contenido
- 1 Raíces históricas
- 2 La refundación de 1578
- 3 El siglo de oro: construcción del templo propio
- 4 El siglo XX: recuperación y reconocimiento
- 5 Sede canónica actual y contacto
- 6 El hábito negro: sobriedad y distinción
- 7 Patrimonio escultórico
- 8 Procesiones y desfiles
- 9 Vida cofrade más allá de la Semana Santa
- 10 Relatos memorables a través de los siglos
- 11 Recomendaciones para visitantes y peregrinos
- 12 Preguntas habituales sobre la hermandad
- 12.1 ¿Cuándo se fundó originalmente la Cofradía de la Piedad?
- 12.2 ¿Quién esculpió la imagen de La Quinta Angustia?
- 12.3 ¿Por qué la cofradía viste de negro?
- 12.4 ¿Qué es el acto del indulto del Jueves Santo?
- 12.5 ¿Cuántos cofrades tiene actualmente la hermandad?
- 12.6 ¿Se puede visitar la iglesia fuera de la Semana Santa?
- 12.7 ¿Qué significa el título de «Muy Ilustre»?
- 12.8 ¿Cómo puedo unirme a la cofradía?
- 13 Enlaces y recursos de interés
- 14 Cofradías y Hermandades
- 14.0.1 Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz y Ntra. Sra. de los Dolores
- 14.0.2 Cofradía de la Orden Franciscana Seglar V.O.T.
- 14.0.3 Cofradía de las Siete Palabras
- 14.0.4 Cofradía de Ntro. Padre Jesús Resucitado, María Stma. de la Alegría y las Lágrimas de San Pedro
- 14.0.5 Cofradía del Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte
- 14.0.6 Cofradía del Santo Entierro
- 14.0.7 Cofradía del Santo Sepulcro y Santísimo Cristo del Consuelo
- 14.0.8 Cofradía Penitencial de la Oración del Huerto y San Pascual Bailón
- 14.0.9 Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo
- 14.0.10 Cofradía Penitencial de la Santa Vera-Cruz
- 14.0.11 Cofradía Penitencial de Ntro. Padre Jesús Nazareno
- 14.0.12 Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena
- 14.0.13 Hermandad del Santísimo Cristo Jesús de Medinaceli, Nuestra Señora de la Divina Misericordia y Discípulo Amado
- 14.0.14 Hermandad del Santo Cristo de los Artilleros
- 14.0.15 Hermandad Penitencial de Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna
- 14.0.16 Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de la Luz
- 14.0.17 Ilustre Cofradía Penitencial de Ntra. Sra. de las Angustias
- 14.0.18 Muy Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad
- 14.0.19 Real cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Despojado, Cristo Camino del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura
- 14.0.20 Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre de Ntro. Señor Jesucristo
Raíces históricas
Los orígenes de esta cofradía se remontan a los albores del siglo XVI, concretamente al año 1504, durante el reinado de la reina Juana I de Castilla. En sus primeros tiempos era conocida como la «Cofradía de los Xinobeses» (Genoveses), denominación que reflejaba claramente la composición mayoritaria de su hermandad inicial: mercaderes, banqueros y asentistas procedentes de la república italiana de Génova.
La presencia de la corte real en Valladolid durante este periodo atrajo a numerosos financieros y comerciantes extranjeros que buscaban oportunidades de negocio cerca del poder. Estos prósperos genoveses, afincados en la ciudad del Pisuerga, decidieron fundar una hermandad penitencial que aunara sus devociones marianas y su compromiso con las obras de misericordia. El prestigio social y económico de estos primeros cofrades dotó a la hermandad de recursos significativos desde sus primeros años.
La cofradía tuvo actividad documentada durante todo el siglo XVI. Un pleito con la Cofradía de la Vera Cruz del 7 de septiembre de 1549 atestigua su presencia activa en la vida religiosa vallisoletana. Este conflicto surgió por la coincidencia horaria en sus respectivas procesiones del Jueves Santo, lo que motivó que la Piedad trasladara su cortejo a la tarde-noche del Sábado Santo para evitar solapamientos.
La decadencia tras la marcha de la corte
Sin embargo, la cofradía entró en un periodo de declive progresivo con la marcha de la corte a Madrid en 1561, cuando Felipe II decidió establecer definitivamente la capitalidad en la villa madrileña. La salida de los principales financieros y comerciantes que nutrían la hermandad provocó una crisis que conduciría prácticamente a su desaparición durante las décadas siguientes.
La refundación de 1578
El día de Santa María Reina del 22 de agosto de 1578 marca la fecha oficial de refundación de la cofradía, considerándose este momento como el verdadero punto de partida de la hermandad tal como la conocemos hoy. La ceremonia tuvo lugar en el desaparecido Convento de la Merced Calzada, donde se aprobó la primera Regla de la nueva etapa y se estableció el vínculo fraternal con los frailes mercedarios, que se hicieron hermanos-cofrades.
Como relata Juan Agapito y Revilla en su obra fundamental sobre las cofradías vallisoletanas, la hermandad se renovó «en el tiempo que en esta Villa auia estado la corte, en el qual tiempo la cofradía… se llamaba, por otro nombre, de los Xinobeses, en cuyo lugar y nombre se suscitó y bolbió a renouar con nombre de nuestra señora de la Piedad».
Esta nueva etapa estuvo protagonizada ya por vallisoletanos autóctonos que asumieron la responsabilidad de continuar la tradición penitencial. La hermandad ocupó la misma capilla que había utilizado en tiempos de los Genoveses, denominada de «Santa Ana» o «de los Esclavos», donde enterraban a sus cofrades difuntos. También utilizaban la «Sala de Profundis» para celebrar sus cabildos y custodiar sus insignias.
Nuevos conflictos y la fusión forzosa con las Angustias
Durante algunos años, hasta alrededor de 1585, la cofradía mantuvo su procesión en la tarde-noche del Sábado Santo. Sin embargo, posteriormente se cambió al Viernes Santo, lo que condujo a nuevas rivalidades con la Cofradía de las Angustias, siguiendo la tradición de pleitos que ya había mantenido con la Vera Cruz. Tuvo varios conflictos con otras hermandades, entre ellos uno el 22 de septiembre de 1585 con la Cofradía de la Peña de Francia.
Ante la persistencia de estos enfrentamientos entre las cofradías de la Piedad y las Angustias por cuestiones de precedencia y horarios, el obispo de la Diócesis, don Francisco Sobrino, tomó la drástica decisión de fusionar ambas hermandades el 24 de septiembre de 1617. La nueva entidad pasó a llamarse «Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Piedad y sus Angustias».
Esta unión artificial no satisfizo a ninguna de las dos partes involucradas. En 1622, Diego de Medina, escribano de la Piedad, presentó ejecutoria para deshacer la fusión, certificándose finalmente la separación el 9 de abril de 1630. A partir de esta fecha, la Piedad recuperó su independencia y vivió su época de máximo esplendor.
El siglo de oro: construcción del templo propio
A partir de su independencia recuperada en 1630, la cofradía inició un periodo de florecimiento sin precedentes. Restauró los pasos procesionales que ya poseía (Cristo de la Humildad, El Longinos, La Cruz, la Virgen de la Soledad y Nuestra Señora de la Piedad) y encargó uno nuevo en 1642: el magnifico «Entierro de Cristo» o «El Sepulcro», obra del taller de Gregorio Fernández.
En 1662, la hermandad culminó su época dorada inaugurando su propio templo penitencial en la calle Pedro Barrueco (actual calle Fray Luis de León), donde permanecería hasta finales del siglo XVIII. Este edificio propio reflejaba el poderío económico y social que había alcanzado la cofradía, convirtiéndose en uno de los centros neurálgicos de la devoción vallisoletana.
El siglo XVIII trajo varios acontecimientos destacados en la vida de la hermandad. El 31 de agosto de 1727 tuvo lugar la solemne colocación de Nuestra Señora de la Piedad en un nuevo trono. El 12 de septiembre de 1734 constituyó otra fecha memorable, cuando el templo penitencial cambió su categoría de ermita a iglesia al recibir oficialmente al Santísimo Sacramento en el Sagrario. El historiador Manuel Canesi Acevedo recoge que el 15 de agosto de 1750 la cofradía celebró magníficas fiestas con motivo de la colocación de su patrona, Nuestra Señora de la Asunción, en su nuevo retablo.
Crisis y peregrinaje entre templos
El final del siglo XVIII marcó el inicio de una época difícil. En 1789, la iglesia penitencial fue declarada ruinosa y hubo de ser derribada, obligando a la cofradía a abandonar su sede de más de un siglo. Comenzó entonces un largo peregrinar entre diferentes templos vallisoletanos.
Primero se trasladó a la iglesia del Salvador, donde permaneció solo un año. Después pasó al desaparecido templo de San Antón, en la calle de Simón Aranda, donde establecería su sede durante varias décadas. Un documento del Archivo Municipal datado hacia 1800 describe detalladamente cómo se celebraban las procesiones de la Piedad desde San Antón: salían a las cuatro de la tarde del Viernes Santo, recorriendo un extenso itinerario por las principales calles de la ciudad, incluyendo una entrada en el interior de la Catedral.
En aquella época, la cofradía procesionaba con los siguientes pasos: El Arca de Noé (del que se tienen muy pocas noticias), Santo Cristo de la Humildad, La Lanzada, La Cruz Desnuda, El Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad. En ocasiones también salía la Virgen de la Piedad.
El siglo XX: recuperación y reconocimiento
Tras varios años de inactividad a principios del siglo XX, la cofradía se reincorporó a los desfiles procesionales en 1924, coincidiendo con la gran renovación de la Semana Santa vallisoletana impulsada por el arzobispo Remigio Gandásegui. En un primer momento tuvo como sede canónica la iglesia del Rosarillo, aunque pronto se le adjudicó como sede definitiva la parroquia de San Martín, donde permanece hasta nuestros días.
En 1927, la cofradía desfiló por primera vez con su característico hábito negro, siendo acompañada por las otras cofradías penitenciales. Ese mismo año salió por primera vez la Procesión de Penitencia y Caridad, llevando el consuelo y haciendo partícipes de las solemnidades de Semana Santa a los presos de la Chancillería y a los enfermos del Hospital Provincial. Acompañaron a Nuestra Señora de la Piedad casi todos los médicos y abogados de la ciudad, presididos por las Juntas Directivas de sus Colegios y los Decanos de las Facultades de Derecho y Medicina.
La labor asistencial con los condenados
Una de las tradiciones más emotivas y significativas de la cofradía ha sido su labor de asistencia y amparo a los penados, presente desde su misma fundación. Este compromiso con los más marginados de la sociedad se mantuvo ininterrumpidamente durante siglos, alcanzando su punto más conocido cuando la hermandad auxilió al último condenado a garrote vil ejecutado en Valladolid: Pedro Morejón Fernández «el mosco», ajusticiado a las 6 de la madrugada del 14 de febrero de 1955.
La cofradía compartió con el reo su última cena (menú de tortilla de patatas y merluza rebozada, todo ello regado con clarete de la tierra), le acompañó espiritualmente en sus últimas horas y se hizo cargo de su cuerpo tras la ejecución. De las arcas de la hermandad salió el dinero para el nicho en que fue enterrado, cuya sepultura mantuvo en propiedad durante treinta años.
Durante décadas, la cofradía continuó visitando a los presos y, en su Procesión de Penitencia y Caridad del Jueves Santo, liberaba simbólicamente a un preso que se integraba en el cortejo. Tras el cierre de la prisión provincial en 1985, el acto pasó a realizarse frente al Palacio de la Audiencia, aunque a partir de 2022 la cofradía quedó como única organizadora de este emotivo ritual tras retirarse las demás hermandades participantes.
Hitos recientes y reconocimiento pontificio
En 1965, con el derrumbe de la techumbre de la iglesia de San Martín, la imagen de Nuestra Señora de la Piedad y los cultos se trasladaron al cercano Convento de las RR.MM. Descalzas Reales. La cofradía colaboró activamente en las tareas de desescombro y reconstrucción del templo, al que se añadieron diversas dependencias sufragadas por la hermandad.
Un momento histórico para la cofradía llegó el 19 de agosto de 2011, cuando, junto a hermandades representantes de las principales Semanas Santas de España, participó en el Vía Crucis que presidió su Santidad Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid. La Cofradía de la Piedad y su paso titular, La Quinta Angustia, cubrieron la Decimotercera Estación, recibiendo la bendición apostólica del Santo Padre. Posteriormente participaron en la solemne procesión por las principales calles de la capital de España.
En agradecimiento a esta participación en la JMJ Madrid 2011, el Excmo. y Rvdmo. Arzobispo de Valladolid, don Ricardo Blázquez, concedió a la hermandad el título de «Muy Ilustre», reconocimiento que subraya su antigüedad, importancia histórica y compromiso con la evangelización.
Sede canónica actual y contacto
La Iglesia Parroquial de San Martín y San Benito el Viejo constituye desde 1937 la sede canónica de la Muy Ilustre Cofradía de la Piedad. Este templo, situado en la calle San Martín del centro histórico vallisoletano, alberga las principales imágenes titulares de la hermandad y sirve como punto de partida de sus procesiones.
Dirección: Iglesia de San Martín y San Benito el Viejo, Calle San Martín, 47003 Valladolid
Web oficial: www.cofradiapiedadva.com
Redes sociales: @piedadvall_ (Instagram)
El hábito negro: sobriedad y distinción
El vestuario penitencial de la Cofradía de la Piedad es uno de los más reconocibles y austeros de cuantos desfilan en la Semana Santa vallisoletana. Su característica túnica negra contrasta notablemente con los colores utilizados por otras hermandades, confiriendo al conjunto un aire de sobriedad y recogimiento especialmente apropiado para expresar el dolor de la Virgen ante la muerte de su Hijo.
El hábito completo se compone de túnica negra con bocamangas de encaje negro sobre fondo rojo, detalle cromático que rompe discretamente la monocromía del conjunto. La capa es negra, al igual que el capirote, guantes, calcetines y zapatos. El cíngulo es de color rojo, constituyendo el único elemento de color vivo en todo el atuendo.
Este vestuario, que comenzó a utilizarse desde 1927 tras la recuperación de la cofradía, ha permanecido prácticamente inalterado hasta nuestros días, convirtiéndose en una seña de identidad inconfundible. Cuando centenares de cofrades vestidos de negro procesionan en la madrugada del Miércoles Santo o en la tarde del Jueves Santo, el efecto visual resulta especialmente impactante y solemne.
Patrimonio escultórico
La Cofradía de la Piedad custodia un extraordinario conjunto de imágenes procesionales que constituyen algunos de los mejores ejemplos de la escultura barroca castellana.
La Quinta Angustia: obra maestra de Gregorio Fernández
Sin duda alguna, la joya de la corona del patrimonio de la cofradía es La Quinta Angustia, también conocida simplemente como Nuestra Señora de la Piedad. Esta obra maestra fue realizada por Gregorio Fernández hacia el año 1625 para la capilla de Nuestra Señora de la Soledad del desaparecido convento de San Francisco de Valladolid.
El grupo escultórico, de 146 cm de alto y 202 cm de ancho, fue concebido originalmente como un alto relieve destinado a presidir un retablo. La imagen representa el momento en que la Virgen María recibe en su regazo el cuerpo muerto de Cristo recién descendido de la cruz, iconografía conocida como Piedad o Quinta Angustia dentro de los Siete Dolores de María.
La Virgen aparece con una rodilla apoyada en un peñasco y con actitud claramente declamatoria, con el rostro y los brazos alzados a modo de súplica en un arrebato de dolor. Fernández la concibió muy similar a la Dolorosa que había tallado para el paso del Descendimiento de la Cofradía de la Vera Cruz (1623-1624), inspirándose a su vez en la Piedad que Francisco del Rincón había esculpido entre 1602 y 1604 para el retablo mayor de la iglesia de las Angustias.
El cuerpo de Cristo descansa en el regazo de María con el brazo derecho posado sobre el muslo derecho de su madre, hallándose un sudario blanco bajo el cuerpo. Aunque de composición en apariencia simple, existen varios matices y contrapuntos que influyen en el espectador a nivel psicológico. El volumen de ambas figuras es tan pronunciado que sobresalen notablemente del fondo, creando un efecto tridimensional extraordinario a pesar de su origen como relieve.
La obra fue encargada por Francisco de Cárdenas, señor de Valparaíso y Fresno de Carballeda, quien hacia 1627 también mandó construir un retablo destinado a cobijar el grupo escultórico. El ensamblador Xaques del Castillo fue el encargado de montar el retablo, mientras que del dorado se ocupó Diego de la Peña, quien además ejecutó la policromía de la Piedad bajo la atenta supervisión del propio Gregorio Fernández.
Con la desamortización de 1836, la imagen no fue recogida en el Museo Provincial de Bellas Artes como tantas otras obras, sino que fue reclamada por la familia Salcedo y Rivas, heredera del antiguo patronato de la capilla. Estos la trasladaron a la iglesia de San Martín, donde fue identificada por Juan Agapito y Revilla durante las labores de recuperación patrimonial de la Semana Santa vallisoletana en los años veinte del siglo XX.
La imagen salió por primera vez en procesión en la Semana Santa de 1927, convirtiéndose desde entonces en la titular de la refundada Cofradía de la Piedad. Durante décadas ha sido portada sobre ruedas, pero en un acontecimiento histórico el Miércoles Santo de 2025 (16 de abril), la Quinta Angustia volvió a ser portada a hombros por primera vez desde 1935, recuperando así una tradición que había permanecido olvidada durante 90 años. El nuevo trono, diseñado por el tallista Manuel Oliva, mantiene la sobriedad castellana característica de las andas vallisoletanas.
Cristo de la Cruz a María: el Entierro restaurado
El paso conocido como «Cristo de la Cruz a María» tiene un origen documentado en 1642, cuando fue contratado por la cofradía a los escultores Antonio de Ribera y Francisco Fermín, discípulos de Gregorio Fernández. El conjunto representa el momento en que Nicodemo y José de Arimatea sostienen el cuerpo de Cristo muerto mientras le conducen al sepulcro.
El contrato, descubierto en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid, especifica que el paso debía componerse de «cuando llevan al sepulcro a Cristo Nicodemus y Abar y Mathía», acompañándose con otras figuras entre las que se encontraba Nuestra Señora «sentada o de rodillas, como mejor se disponga el modelo, demostrando sentimiento de ver llev[ar a su hijo]».
Originariamente, el conjunto contaba con las figuras de Cristo muerto, Nicodemo, José de Arimatea, la Virgen, San Juan y María Magdalena. Sin embargo, solo las tres primeras han llegado hasta nosotros en la iglesia de San Martín, permaneciendo las restantes en los almacenes del Museo Nacional de Escultura a la espera de su restauración.
El paso presentaba un problema adicional: de la figura de José de Arimatea solamente se conservaba la cabeza original. En 1994-1995, el escultor José Antonio Saavedra realizó la reconstrucción del cuerpo completo, manteniendo el estilo barroco y armonizando perfectamente con el conjunto histórico.
La cofradía recuperó este paso para sacarlo nuevamente en procesión en 1995, tras un acuerdo del Cabildo General de 13 de marzo de 1994. Las andas fueron realizadas por el escultor Francisco Fernández León en madera de raulí, siguiendo criterios de sobriedad clásica. El paso desfila actualmente acompañado por la banda de gaitas de la cofradía, aportando un elemento musical característico y diferenciador.
Cristo de la Humildad o «del Gallo»: la talla de José de Rozas
El Santísimo Cristo de la Humildad, también conocido popularmente como «Cristo del Gallo», es una imagen de José de Rozas datada en 1691. Representa a Cristo sentado, coronado de espinas y con un manto rojo y una caña, mostrando clara influencia del Ecce Homo tallado por Gregorio Fernández en 1620 para la Cofradía de la Vera Cruz.
El sobrenombre «del Gallo» procede de una figura de este animal que tenía a sus pies, aludiendo al episodio de las negaciones de San Pedro. La imagen estuvo en la iglesia de San Antón hasta el derribo del templo en 1939, pasando entonces al Santuario Nacional de la Gran Promesa.
Con la remodelación de la Semana Santa en el siglo XX, fue procesionada en los años cuarenta por la Hermandad del Santo Cristo de los Artilleros, hasta que el mal estado de conservación de la talla desaconsejó su salida. En 2014 fue restaurada completamente y al año siguiente, 2015, volvió a salir a la calle con su cofradía de origen tras décadas de ausencia. Desde entonces se encuentra en una de las capillas de la iglesia de San Martín, donde recibe culto permanente.
Procesiones y desfiles
La Muy Ilustre Cofradía de la Piedad participa en tres procesiones fundamentales de la Semana Santa vallisoletana, cada una con características propias y un significado particular dentro de la narración de la Pasión de Cristo.
Procesión de La Piedad (Miércoles Santo, medianoche)
A las 00:00 horas de la madrugada del Miércoles al Jueves Santo, tiene lugar la Procesión de Regla de la cofradía, conocida popularmente como «Procesión de La Piedad». Este desfile constituye el acto procesional privativo de la hermandad y uno de los momentos más esperados y emocionantes de toda la Semana Santa vallisoletana.
La procesión parte de la iglesia de San Martín portando únicamente la Quinta Angustia, la magnífica Piedad de Gregorio Fernández. Desde la histórica recuperación del porte a hombros en 2025, la imagen es llevada sobre los hombros de los cofrades, creando un espectáculo de gran belleza y emoción en las calles nocturnas de la ciudad.
El cortejo está acompañado por la Banda de Gaitas y la Banda de Cornetas y Tambores de la propia cofradía, cuya música añade un componente emotivo particular a la procesión. Tradicionalmente, un escuadrón a caballo de cadetes de la Escuela del Cuerpo Nacional de Policía de Ávila abre el desfile, añadiendo solemnidad y tradición al conjunto.
El recorrido discurre por las calles San Martín, Bao, plaza del Rosarillo, San Juan de Dios, Alonso Berruguete y Angustias hasta llegar a la Santa Iglesia Catedral, donde se realiza un solemne acto penitencial en el interior del templo metropolitano. Tras la estación de penitencia, el cortejo regresa por Cascajares, Catedral, plaza de la Libertad, Bajada de la Libertad, Angustias y San Martín hasta la iglesia parroquial.
Antiguamente, desde su recuperación en 1967, la procesión tenía por destino la plaza de las Batallas, donde se celebraba un acto. Hasta 2015 procesionaba sólo La Quinta Angustia, incorporándose aquel año los otros dos pasos de la cofradía. Sin embargo, en el contexto de la reforma procesional propuesta por el Obispo Auxiliar de Valladolid Luis Argüello, en 2022 se acordó trasladar el acto a la céntrica plaza del Salvador y que la Virgen volviera a salir sola, como en sus orígenes.
Procesión de Penitencia y Caridad (Jueves Santo, tarde)
El Jueves Santo a las 18:30 horas, la cofradía protagoniza uno de los actos más emotivos y significativos de la Semana Santa vallisoletana: la Procesión de Penitencia y Caridad. Este desfile tiene un marcado carácter asistencial y caritativo, manteniendo viva la vocación de servicio a los más necesitados que caracterizó a la hermandad desde su fundación.
En esta procesión participan los tres pasos titulares de la cofradía: el Cristo de la Humildad (José de Rozas, 1691), el Cristo de la Cruz a María (Escuela de Gregorio Fernández y José Antonio Saavedra, 1995) y La Quinta Angustia (Gregorio Fernández, hacia 1625). El cortejo cuenta con el acompañamiento de la Banda de Gaitas y la Banda de Cornetas y Tambores de la cofradía, además del escuadrón a caballo y escuadra de alumnos de la Academia de Ávila del Cuerpo Nacional de Policía.
El elemento más característico y emotivo de esta procesión es el acto del indulto que se realiza ante el Palacio de la Audiencia Provincial. En este momento se procede a hacer efectivo el indulto del penado solicitado y concedido a la cofradía, incorporándose a la presidencia del cortejo representantes de la Judicatura, el Colegio de Abogados, el Colegio de Médicos y diversas autoridades. Este acto mantiene viva una tradición centenaria de asistencia a los presos y simboliza el perdón y la misericordia cristianos.
El recorrido incluye paradas en centros hospitalarios de la ciudad, llevando el consuelo espiritual a los enfermos, y culmina con una estación de penitencia en el interior de la Catedral. Es una procesión que combina la belleza plástica de las imágenes con un profundo sentido caritativo y social, diferenciándose así de otros desfiles más centrados exclusivamente en el aspecto devocional o artístico.
Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor (Viernes Santo, tarde)
El Viernes Santo por la tarde-noche, la cofradía participa en la impresionante Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor, el mayor acontecimiento procesional de Valladolid. En este desfile participan las veinte cofradías de la ciudad con sus treinta y dos pasos, creando un recorrido de varias horas que narra visualmente toda la Pasión de Cristo.
La Cofradía de la Piedad aporta dos de sus pasos a este cortejo: el Cristo de la Cruz a María y La Quinta Angustia. Ambas imágenes se integran en el orden cronológico de los acontecimientos de la Pasión, contribuyendo a la narración visual que discurre por las principales calles del centro histórico ante decenas de miles de espectadores.
La participación en este desfile permite que las obras maestras custodiadas por la hermandad sean contempladas por un público masivo, muchos de ellos visitantes que acuden expresamente a Valladolid para presenciar esta procesión considerada una de las más importantes de España.
Vida cofrade más allá de la Semana Santa
Aunque la Semana Santa constituye el momento de máxima visibilidad pública de la cofradía, la hermandad mantiene una intensa actividad religiosa y social a lo largo de todo el año.
Cultos cuaresmales y preparación espiritual
Durante el tiempo de Cuaresma, la cofradía organiza diversos actos de preparación espiritual para sus miembros. Destaca especialmente el novenario a Nuestra Señora de la Piedad, que se celebra en los días previos a la Semana Santa con eucaristías diarias, sermones y ejercicios de piedad.
Los besapiés a las imágenes titulares permiten a los fieles acercarse personalmente a venerar a Cristo y a la Virgen, en actos de profundo recogimiento que se celebran en la iglesia de San Martín. Estos momentos de devoción personal complementan los grandes actos procesionales colectivos.
Formación y vida fraterna
La cofradía organiza regularmente cabildos donde se tratan los asuntos de gobierno de la hermandad, se planifican las actividades del año y se fortalecen los lazos de fraternidad entre los numerosos cofrades. Con aproximadamente 1.600 miembros activos, la Piedad es un verdadero ejemplo de comunidad viva y participativa.
Se imparten también charlas de formación sobre historia de la cofradía, significado de los símbolos procesionales, espiritualidad penitencial y otros aspectos que ayudan a los hermanos a vivir más profundamente su pertenencia a la hermandad.
Colaboración con otras entidades
Fiel a su tradición de compromiso social, la cofradía colabora con diversas instituciones benéficas y asistenciales de la ciudad. Esta dimensión caritativa, que fue el motor fundacional de la hermandad en el siglo XVI, sigue siendo un pilar fundamental de su identidad en el siglo XXI.
Relatos memorables a través de los siglos
La dilatada historia de la Cofradía de la Piedad está jalonada de episodios singulares que forman parte de la memoria colectiva vallisoletana.
Los genoveses y el poder financiero
La vinculación inicial de la cofradía con los banqueros y mercaderes genoveses la convirtió en una hermandad de gran prestigio social en el Valladolid del siglo XVI. Estos financieros italianos, que manejaban las finanzas de la Corona, dotaron a la hermandad de recursos que permitieron encargar obras de arte de la máxima calidad y mantener un hospital para la asistencia a los necesitados.
La figura de estos prósperos «Xinobeses» contrasta con la posterior refundación por vallisoletanos autóctonos en 1578, mostrando cómo la cofradía supo adaptarse a las nuevas circunstancias sociales tras la marcha de la corte a Madrid.
La fusión forzosa de 1617: un matrimonio infeliz
El intento del obispado de fusionar las cofradías de la Piedad y las Angustias en 1617 constituye uno de los episodios más curiosos de la historia de las hermandades vallisoletanas. Lejos de solucionar los conflictos entre ambas, la medida solo consiguió crear una situación artificial que no satisfizo a ninguna de las partes.
La persistencia de ambas cofradías en recuperar su independencia, conseguida finalmente en 1630, demuestra la fuerza de las identidades corporativas y la importancia que los cofrades daban a mantener sus tradiciones y características propias.
El último ajusticiado y la tradición caritativa
La historia del acompañamiento al último condenado a garrote vil en Valladolid, Pedro Morejón «el mosco», en 1955, representa el punto culminante de una tradición centenaria de asistencia a los condenados. La cofradía no solo compartió su última cena y le acompañó espiritualmente, sino que se hizo cargo de su sepultura y la mantuvo durante décadas.
Este compromiso con los más marginados de la sociedad, mantenido incluso en tiempos en que tales prácticas resultaban impopulares, habla de la profundidad del espíritu evangélico que ha animado a esta hermandad a lo largo de los siglos.
La peregrinación romana de 1975
En el Año Santo de 1975, numerosos cofrades de la Piedad peregrinaron a Roma para asistir a las celebraciones del Jubileo. Esta experiencia fortaleció los lazos de hermandad y permitió a los miembros de la cofradía contemplar las grandes obras de arte religioso de la Ciudad Eterna, enriqueciendo su comprensión del patrimonio artístico que custodian.
La bendición de Benedicto XVI en 2011
La participación en el Vía Crucis de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011, ante el Papa Benedicto XVI, constituyó un momento histórico para la cofradía. Ver a la Quinta Angustia de Gregorio Fernández recibir la bendición apostólica del Santo Padre en presencia de millones de jóvenes de todo el mundo supuso un reconocimiento internacional a la labor evangelizadora de la hermandad.
Recomendaciones para visitantes y peregrinos
Cómo llegar y cuándo visitar
La iglesia de San Martín y San Benito el Viejo se encuentra en pleno centro histórico de Valladolid, fácilmente accesible a pie desde la Plaza Mayor. Su céntrica ubicación permite combinar la visita con un recorrido por otros monumentos y museos de la ciudad.
Para quienes utilicen transporte público, varias líneas de autobús urbano tienen paradas cercanas. La estación de ferrocarril de Valladolid-Campo Grande se encuentra a unos 20 minutos caminando, mientras que la estación de autobuses está a similar distancia.
El mejor momento para conocer el patrimonio de la cofradía es, sin duda, durante la Semana Santa. La Procesión de La Piedad del Miércoles Santo en la madrugada es una experiencia única e irrepetible, con una atmósfera de recogimiento y emoción difícil de igualar. La Procesión de Penitencia y Caridad del Jueves Santo por la tarde permite contemplar los tres pasos de la hermandad en un solo desfile.
Vestimenta apropiada y normas de comportamiento
Para asistir a las procesiones se recomienda vestir de forma respetuosa y llevar ropa de abrigo, especialmente en la procesión de madrugada del Miércoles Santo, cuando las temperaturas pueden ser bajas. Calzado cómodo es imprescindible si se desea seguir el recorrido completo.
El comportamiento durante los actos procesionales debe ser de respeto y silencio. Aunque las procesiones tienen proyección turística, mantienen su carácter religioso y requieren una actitud apropiada. Las fotografías están permitidas, pero sin flash y sin entorpecer la visión de otras personas.
Dónde alojarse y qué comer
Valladolid ofrece una amplia oferta de alojamiento para todos los presupuestos. Durante la Semana Santa es imprescindible reservar con meses de antelación, ya que la ciudad recibe miles de visitantes. Los hoteles del centro histórico son más caros pero permiten acceder cómodamente a todas las procesiones.
La gastronomía vallisoletana durante la Semana Santa ofrece platos tradicionales como el bacalao en sus diversas preparaciones, el potaje de vigilia y las célebres torrijas. Los vinos de las denominaciones de origen cercanas (Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro) son el acompañamiento perfecto para la cocina local.
Preguntas habituales sobre la hermandad
¿Cuándo se fundó originalmente la Cofradía de la Piedad?
La cofradía original, conocida como «de los Xinobeses» por estar formada por genoveses, se fundó en torno al año 1504 durante el reinado de Juana I de Castilla. Sin embargo, tras su práctica desaparición con la marcha de la corte a Madrid en 1561, fue refundada por vallisoletanos el 22 de agosto de 1578, fecha que se considera oficialmente como punto de partida de la hermandad actual.
¿Quién esculpió la imagen de La Quinta Angustia?
Gregorio Fernández, el genial imaginero barroco, talló esta obra maestra hacia el año 1625 para la capilla de Nuestra Señora de la Soledad del desaparecido convento de San Francisco de Valladolid. Aunque fue concebida como alto relieve para un retablo, su extraordinaria calidad la convirtió en imagen procesional tras la recuperación de la cofradía en el siglo XX.
¿Por qué la cofradía viste de negro?
El hábito negro fue adoptado cuando la cofradía se reincorporó a los desfiles procesionales en 1927. Este color simboliza el luto de la Virgen y la Iglesia ante la muerte de Cristo, y confiere al conjunto un aire de sobriedad y austeridad particularmente apropiado para expresar el dolor maternal. Es uno de los hábitos más reconocibles de la Semana Santa vallisoletana.
¿Qué es el acto del indulto del Jueves Santo?
Es una tradición centenaria mediante la cual la cofradía solicita y obtiene el indulto de un penado, que se hace efectivo ante el Palacio de la Audiencia Provincial durante la Procesión de Penitencia y Caridad. Aunque ya no se libera físicamente a presos como antaño, el acto simbólico mantiene viva la vocación caritativa de la hermandad y su compromiso con los más marginados.
¿Cuántos cofrades tiene actualmente la hermandad?
La Cofradía de la Piedad es la más numerosa de las veinte hermandades vallisoletanas, contando con aproximadamente 1.600 cofrades activos en la actualidad. Esta cifra la convierte en una de las comunidades cofrades más grandes de España, testimoniando la vitalidad y arraigo popular de la hermandad.
¿Se puede visitar la iglesia fuera de la Semana Santa?
Sí, la iglesia de San Martín y San Benito el Viejo permanece abierta durante todo el año en horarios de culto. Los visitantes pueden contemplar las imágenes titulares de la cofradía y conocer el templo que sirve de sede a la hermandad. Es recomendable consultar los horarios específicos antes de la visita.
¿Qué significa el título de «Muy Ilustre»?
El título de «Muy Ilustre» fue concedido a la cofradía por el arzobispo de Valladolid, don Ricardo Blázquez, en 2011 como agradecimiento por su participación en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid ante el Papa Benedicto XVI. Este reconocimiento subraya la antigüedad, importancia histórica y compromiso evangelizador de la hermandad.
¿Cómo puedo unirme a la cofradía?
Las personas interesadas en ingresar como cofrades deben ponerse en contacto con la hermandad a través de su página web (www.cofradiapiedadva.com) o acudiendo personalmente a la iglesia de San Martín durante los horarios de atención. La cofradía informa sobre los requisitos de admisión, las cuotas y los compromisos que implica formar parte de esta histórica institución.
Enlaces y recursos de interés
- Sitio web oficial de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad
- Junta de Cofradías de Semana Santa de Valladolid
- Ayuntamiento de Valladolid – Turismo
- Turismo de Castilla y León
- Museo Nacional de Escultura
- Archidiócesis de Valladolid