Iglesia Parroquial de Santa María La Antigua

La Iglesia de Santa María La Antigua es, sin lugar a dudas, uno de los símbolos más emblemáticos y reconocibles de Valladolid. Su esbelta torre románica, coronada con un chapitel piramidal recubierto de teja, se alza majestuosa sobre la Plaza de Portugalete y constituye una de las imágenes más fotografiadas de la capital castellana. Con una historia que se remonta al menos al siglo XII, este templo representa la memoria más antigua de la ciudad y testimonia siglos de fe, arte y tradición vallisoletana.

Declarada Monumento Nacional en 1897, La Antigua posee el campanario románico más alto de la Península Ibérica junto con el de la iglesia de San Esteban de Segovia. Conserva de finales del siglo XII o principios del XIII un extraordinario pórtico románico en el lado norte, con catorce arcos de medio punto que constituyen uno de los conjuntos porticados más notables del románico castellano. El resto del edificio es gótico y neogótico, resultado de una ambiciosa reconstrucción realizada en la primera mitad del siglo XX que respetó los elementos románicos originales.

Contenido

Memoria histórica del templo

Orígenes medievales y fundación

Tradicionalmente se ha asociado la fundación de Santa María La Antigua con el conde Pedro Ansúrez, repoblador de Valladolid a finales del siglo XI. Sin embargo, la primera referencia documental fehaciente de su existencia data de 1177, lo que sitúa el templo en la segunda mitad del siglo XII.

La iglesia se construyó junto a uno de los ramales del río Esgueva, en una zona que entonces se encontraba en la periferia de la villa medieval. Esta proximidad al río determinaría, siglos después, los graves problemas estructurales que afectarían al edificio. Posiblemente sea una de las parroquias con más historia de Valladolid, anterior incluso a la desaparecida Colegiata de Santa María la Mayor.

Vestigios romanos bajo el templo

En 2012, las excavaciones arqueológicas realizadas con motivo de un proyecto de aparcamiento subterráneo revelaron un descubrimiento de excepcional importancia: bajo el actual edificio y en su entorno se encontraron restos de unos baños romanos de los siglos I-III, las únicas evidencias constructivas de época romana encontradas hasta la fecha en la ciudad de Valladolid.

Además de estos restos romanos, aparecieron 51 enterramientos de la necrópolis medieval de la Iglesia de La Antigua, el patio de un palacio renacentista, la bóveda del cauce del río Esgueva con los restos del antiguo Puente del Bolo de la Antigua, y la manzana de edificios del siglo XVIII que se mantuvo en pie hasta finales del siglo XX. Estos hallazgos motivaron la movilización ciudadana en favor de la creación de un Parque Arqueológico que preserve este importante yacimiento.

Construcción románica (siglos XII-XIII)

Hacia el año 1200, en estilo románico, se construyeron los dos elementos que aún hoy caracterizan la imagen del templo: el pórtico hacia el río Esgueva en el lado norte y la torre a los pies. Ambos elementos representan la pureza del románico castellano y se han conservado prácticamente intactos hasta nuestros días.

Reconstrucción gótica del siglo XIV

En la primera mitad del siglo XIV se procedió a reconstruir completamente la iglesia en estilo gótico. El nuevo templo presentaba tres naves, crucero y cabecera con tres ábsides poligonales. Esta reconstrucción fue necesaria probablemente por el deterioro del edificio primitivo, aunque se respetaron y mantuvieron la torre y el pórtico románicos.

Durante siglos, el edificio sufrió los efectos perjudiciales de las aguas del Esgueva. Su mala cimentación, al estar construido junto al río, provocó continuos problemas estructurales que requirieron numerosas intervenciones a lo largo de los siglos.

Intervenciones renacentistas y barrocas

En 1512, los maestros Juan del Pozo y Juan de la Cantera construyeron el coro alto a los pies del templo, elevado sobre bóveda estrellada y con antepecho calado de piedra.

Durante el siglo XVI, el edificio fue analizado y reparado en varias ocasiones por arquitectos de gran renombre. Constan en los documentos, entre otros, Diego de Riaño, Ortuño de Marquina, Sancho de Helechino, Juan de la Lastra y Rodrigo Gil de Hontañón. Este último realizó importantes obras de consolidación hacia 1575, construyendo nuevos arbotantes y contrafuertes, reforzando pilares interiores, reformando ventanas y añadiendo un pórtico y una espadaña.

En 1544 se procedió a la reparación de la torre ante su inminente ruina. Fueron reformados los huecos del último cuerpo para colocar campanas de mayor tamaño, se añadieron antepechos en todos los huecos y se reforzó su base con un grueso muro de piedra de más de dos metros de espesor.

Entre 1550 y 1562, el gran escultor Juan de Juni talló un estimable retablo mayor dedicado a la Virgen que enmascaró el interior del ábside central. Este retablo, una de las obras maestras del artista, fue trasladado en 1922 a la Catedral de Valladolid, donde se encuentra actualmente en la capilla mayor.

Hacia 1706 se añadió la capilla de Nuestra Señora de la Soledad y las Ánimas, adosada al ábside lateral sur. Varios retablos barrocos fueron asentados en el interior durante los siglos XVII y XVIII.

Ruina y reconstrucción del siglo XX

A finales del siglo XIX, el edificio acusaba ruina inminente. La humedad del Esgueva y los problemas de cimentación habían llevado al templo a una situación crítica. En 1897, el edificio fue declarado Monumento Nacional, realizándose un informe del arquitecto Enrique María Repullés que valoraba la iglesia y proponía su salvación.

A partir de 1912 se restauró la torre bajo la dirección de García Guereta, eliminando sus antepechos del siglo XVI y el gran muro que forraba su cuerpo bajo. Se procedió a recalzarla con hormigón, además de sustituir sillares y piezas de impostas.

En torno a 1915 se tomó la drástica decisión de desmontar y derribar el edificio, conservando únicamente la torre, el pórtico románico y los tres ábsides góticos del siglo XIV. El templo que se construyó entre aproximadamente 1918 y 1934 según los planos y dirección de Ricardo García Guereta es de estilo neogótico y trata de armonizar perfectamente con los ábsides conservados. Está basado en la morfología de la antigua iglesia y se organiza de igual manera: tres naves de dos tramos con crucero no marcado en planta y cubierta con bóvedas de crucería sencilla.

En 1947 se construyó una sacristía neogótica adosada al crucero, y en 1948 se procedió a restaurar el pórtico, alcanzando una gran similitud con el de las Huelgas Reales de Burgos gracias a sus restauradores.

Información útil para visitantes

Ubicación privilegiada

La iglesia se encuentra en la Plaza de Portugalete, en pleno corazón del centro histórico de Valladolid, a escasos metros de la Catedral y de la Plaza de la Universidad. Su emplazamiento, en una explanada ligeramente elevada y libre de construcciones adosadas tras la restauración del siglo XX, permite contemplar el edificio en toda su magnitud desde diferentes perspectivas.

Dirección:
Plaza de Portugalete, s/n (Calle Arzobispo Gandásegui, s/n)
47003 Valladolid

Teléfono: 696 727 569

La zona ha sido completamente rehabilitada y convertida en un área peatonal dotada de numerosos jardines, constituyendo una de las zonas más bonitas y con más ambiente de la ciudad. La proximidad de la Catedral y la Plaza de la Universidad confiere a este espacio un marcado ambiente universitario a cualquier hora del día.

Horarios de celebraciones eucarísticas

La parroquia mantiene una intensa vida litúrgica a lo largo del año:

Periodo Días laborables Vísperas de festivo Domingos y festivos
Invierno 09:30 h, 19:15 h 19:15 h 11:30 h, 13:15 h, 19:15 h
Verano 09:30 h 19:15 h 11:30 h, 13:15 h, 19:15 h

Nota importante: La entrada al templo es gratuita. Las visitas pueden realizarse antes o después de las misas. Se recomienda confirmar los horarios antes de planificar la visita, ya que pueden experimentar variaciones.

Cómo llegar

La iglesia se encuentra a unos 700 metros al este de la Plaza Mayor, aproximadamente diez minutos paseando desde el centro neurálgico de la ciudad. Es fácilmente accesible a pie desde cualquier punto del casco histórico.

Para quienes utilicen transporte público, las líneas de autobús 1, 2 y 18 tienen paradas cercanas. Además, bajo la plaza se encuentra un aparcamiento subterráneo que facilita el acceso en vehículo privado.

Arquitectura y elementos artísticos

La torre: símbolo de Valladolid

La torre constituye uno de los símbolos más reconocibles de Valladolid y uno de los elementos más notables del románico castellano. Se encuentra a los pies del edificio y consta de cuatro pisos superpuestos que van disminuyendo en anchura, creando una sensación de esbeltez y verticalidad.

En los tres pisos superiores se abren una serie de ventanas con arcos de medio punto sobre columnillas con capiteles de tema vegetal o geométrico. Esta solución arquitectónica, además de su función estructural y estética, permitía la salida del sonido de las campanas.

La torre se remata con un chapitel de forma piramidal recubierto de teja plana, siendo uno de los más bellos ejemplos de torre castellana. Con sus aproximadamente 60 metros de altura, constituye el campanario románico más alto de la Península Ibérica, compartiendo este honor con el de San Esteban de Segovia.

Desde múltiples puntos de Valladolid, la torre de La Antigua se erige como referente visual, conformando parte indisoluble del skyline de la ciudad. Su imagen, reflejándose en las aguas del estanque de la plaza al atardecer, es una de las postales más características de Valladolid.

El pórtico románico del norte

La galería porticada, situada en el costado norte del edificio, presenta catorce arcos de medio punto separados en tres tramos de cinco, cinco y cuatro arcos respectivamente, divididos por poderosos contrafuertes de influencia cisterciense.

Los arcos son sencillamente moldurados, con un guardapolvo de puntas de diamante, y se apean, como en el claustro del cercano monasterio cisterciense de Santa María de Valbuena, sobre columnas de triple fuste cuyos capiteles prácticamente se han perdido con el paso del tiempo. La cornisa que remata esta galería porticada se apea sobre sencillos canecillos lisos.

Llama la atención la situación del pórtico al norte, ya que la mayoría de iglesias porticadas del románico castellano tienden a orientarse al sur para aprovechar mejor el sol. La explicación podría encontrarse en que, al discurrir un ramal del río Esgueva al lado del templo por su cara norte, el pórtico se pudo concebir como un mirador sobre el río, aprovechando las vistas y facilitando el acceso desde esa dirección.

Exterior gótico y neogótico

La iglesia presenta tres naves de dos tramos, crucero manifestado solo en alzado y cabecera con tres ábsides poligonales. En el alzado exterior destaca el crucero, con los brazos a la misma altura que la nave central, iluminados por rosetones, mientras que ésta se ilumina por dobles ventanas apuntadas.

La cabecera se ilumina a dos alturas por esbeltas ventanas geminadas con roseta en el vértice. Al exterior destacan los contrafuertes con pináculos piramidales en todo el edificio y la crestería calada decorada con rosetas que remata las naves y ábsides, elementos característicos del gótico.

Se accede a la iglesia a través de una puerta ojival situada en el muro sur con arquivoltas que se apoyan sobre columnillas, siguiendo los cánones del gótico radiante.

Interior espacioso y luminoso

El interior del templo neogótico está formado por tres naves separadas por pilares compuestos con columnas adosadas en los frentes y en las esquinas, con capiteles vegetales que reciben arcos apuntados. Las naves están cubiertas con bóvedas de crucería sencilla.

La cabecera se organiza con tres ábsides poligonales, mayor el central, con tramo recto anterior con bóveda sexpartita. Los ábsides están cubiertos mediante bóvedas de crucería cuyos nervios se apoyan sobre columnillas con capiteles.

El coro alto a los pies, de comienzos del siglo XVI, se eleva sobre bóveda estrellada y con antepecho calado de piedra de gran delicadeza. Este elemento, conservado de la construcción anterior, es una auténtica joya del gótico final.

Las campanas históricas

La torre alberga un conjunto de campanas históricas de gran valor. La más antigua, de 1599, se ubica al lado norte y su iconografía sigue aún formas góticas. Al lado este existe otra de finales del siglo XIX. Las restantes campanas datan de 1914 menos una, refundida hace pocos años. Este conjunto campanero ha marcado el ritmo de la vida vallisoletana durante siglos.

El retablo mayor de Juan de Juni

El retablo mayor original de La Antigua fue una de las obras cumbre del escultor francoborgoñón Juan de Juni, realizado entre 1550 y 1562. Este monumental conjunto escultórico dedicado a la Virgen constituía una de las creaciones más importantes del artista en Valladolid.

En 1922, como parte de las obras de restauración del templo, el retablo fue trasladado a la Catedral de Valladolid, donde actualmente preside la capilla mayor. Este traslado, aunque privó a La Antigua de una de sus joyas artísticas más valiosas, permitió que la obra se conservara en mejores condiciones y fuera más accesible al público.

El actual templo neogótico presenta un interior más austero, sin la profusión de retablos barrocos que caracterizaban el edificio antes de su reconstrucción del siglo XX, lo que permite apreciar mejor la arquitectura gótica de la cabecera.

La Cruz del cementerio de los pobres

Frente al templo, en la plaza, se encuentra una cruz de piedra barroca que señala el centro del cementerio donde se enterraba a los pobres de la parroquia y a los que fallecían en el próximo hospital de Santa María de Esgueva.

Este cementerio tenía la fama de disolver un cuerpo en un solo día. Se tenía la creencia de que su tierra procedía de extrañas regiones con propiedades especiales. Esta curiosa tradición fue recogida nada menos que por Francisco de Quevedo en su obra «Historia de la vida del Buscón». En el capítulo segundo del libro segundo dice: «Dios es mi padre, que no come un cuerpo más presto el montón de la Antigua de Valladolid que le deshace en veinticuatro horas, que yo despaché el ordinario…»

Las mujeres emparedadas

Otra curiosidad poco común hace referencia a una de las edificaciones adosadas al templo, desaparecidas tras la última restauración: la casa de las mujeres emparedadas.

Esta construcción albergaba a mujeres que decidían retirarse del mundo para llevar una vida de oración y penitencia. Las emparedadas eran mujeres piadosas que se encerraban voluntariamente en pequeñas celdas adosadas a las iglesias, con apenas una pequeña abertura para recibir alimentos y para asistir espiritualmente a la misa. Esta práctica, común en la Edad Media y el Renacimiento, fue desapareciendo progresivamente hasta extinguirse.

Santa María La Antigua en la actualidad

Centro neurálgico de la vida vallisoletana

Al caer la noche, la Plaza de Portugalete adquiere una magia especial. El templo, magníficamente iluminado, se refleja en las aguas del estanque creando una imagen de gran belleza. La plaza se llena de jóvenes con monopatines, grupos de amigos en las terrazas y turistas visitando la zona más histórica de Valladolid.

La zona está rodeada de sitios agradables donde tomar desde un café al clásico lechazo castellano, pasando por pinchos y tapas. A dos pasos de los edificios históricos más importantes de Valladolid, la plaza del de La Antigua se ha convertido en un lugar lleno de vida donde siempre pasa algo.

Símbolo de identidad vallisoletana

La Iglesia de Santa María La Antigua es mucho más que un monumento histórico: es un símbolo de identidad para los vallisoletanos. Su silueta, con la esbelta torre románica como protagonista, aparece en infinidad de publicaciones, souvenirs y representaciones de la ciudad.

La imagen de La Antigua es una de las más fotografiadas de Valladolid, especialmente desde la Plaza de Portugalete, donde el conjunto formado por la torre, el pórtico y los ábsides góticos, reflejándose en el estanque, ofrece una postal de extraordinaria belleza que sintetiza siglos de historia y arte.

Aspectos singulares y curiosidades

Parroquia anterior a la Colegiata

Posiblemente sea una de las parroquias más antiguas de Valladolid, siendo anterior incluso a la desaparecida Colegiata de Santa María la Mayor, lo que la convierte en testigo privilegiado de la historia de la ciudad desde sus orígenes medievales.

El campanario más alto del románico español

Con sus aproximadamente 60 metros de altura, la torre de La Antigua comparte con la de San Esteban de Segovia el honor de ser el campanario románico más alto que se conserva en la Península Ibérica. Esta excepcional altura era poco habitual en las construcciones románicas, que generalmente tendían a la horizontalidad.

Una reconstrucción ejemplar

La reconstrucción neogótica realizada por Ricardo García Guereta entre 1918 y 1934 constituye un ejemplo destacado de cómo abordar la restauración de un edificio histórico. Lejos de realizar una reconstrucción historicista que pretendiera imitar el gótico original, García Guereta creó un edificio claramente del siglo XX que dialoga respetuosamente con los elementos románicos y góticos conservados.

Del río Esgueva al espacio urbano

La antigua proximidad del río Esgueva, que durante siglos fue causa de los problemas estructurales del edificio, ha dejado paso a un entorno urbano plenamente integrado en el centro histórico. El cauce del Esgueva, que discurría a pocos metros del templo, fue desviado y cubierto, transformando radicalmente el entorno de La Antigua.

Preguntas frecuentes sobre el templo

¿Por qué se llama «La Antigua»?

El nombre de «La Antigua» hace referencia a la antigüedad de la parroquia, siendo una de las más viejas de Valladolid. Esta denominación la distingue de otras iglesias marianas de la ciudad y subraya su condición de templo fundacional en la historia de Valladolid.

¿Dónde está el retablo de Juan de Juni?

El magnífico retablo mayor tallado por Juan de Juni entre 1550 y 1562 fue trasladado en 1922 a la Catedral de Valladolid, donde actualmente preside la capilla mayor. Este traslado se realizó durante las obras de restauración del templo y permitió preservar mejor esta obra maestra del escultor francoborgoñón.

¿Se puede subir a la torre?

Actualmente la torre no está abierta al público de forma habitual. Ocasionalmente se organizan visitas guiadas especiales que permiten ascender a la torre y contemplar las vistas panorámicas de Valladolid. Se recomienda consultar con la oficina de turismo de Valladolid sobre la disponibilidad de estas visitas.

¿Qué significan los hallazgos arqueológicos romanos?

Los restos de baños romanos encontrados bajo el templo en 2012 constituyen las únicas evidencias constructivas de época romana localizadas hasta ahora en la ciudad de Valladolid. Este descubrimiento confirma que la zona estaba habitada durante el Imperio Romano y que existió una construcción de cierta entidad, probablemente relacionada con las termas públicas características de la civilización romana.

¿La Antigua participa en la Semana Santa de Valladolid?

Aunque La Antigua no es sede canónica de ninguna cofradía penitencial de Semana Santa, la parroquia mantiene una intensa vida litúrgica durante la Pasión y participa activamente en las celebraciones de estos días santos. El templo se engalana especialmente para acoger los oficios de Semana Santa.

¿Por qué está el pórtico en el lado norte y no en el sur?

La situación del pórtico románico en el lado norte, poco habitual en el románico castellano, se debe probablemente a que en ese lado discurría un ramal del río Esgueva. El pórtico se habría concebido como un mirador sobre el río, aprovechando las vistas y facilitando el acceso desde esa dirección donde se desarrollaba actividad económica ligada al curso fluvial.

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