Cofradía Penitencial de la Santa Vera-Cruz

La Cofradía Penitencial de la Santa Vera-Cruz es, sin género de dudas, la más antigua de todas las cofradías de la Semana Santa de Valladolid. Fundada oficialmente en 1498, esta venerable hermandad ha recorrido más de cinco siglos de historia, convirtiéndose en un pilar fundamental de la devoción pasionista vallisoletana y en custodia de un patrimonio artístico excepcional que incluye obras maestras de Gregorio Fernández y el único paso de papelón conservado en la ciudad: La Borriquilla.

Nacida en el seno de la Orden Franciscana con fines asistenciales, esta cofradía ha sabido adaptarse a los tiempos manteniendo viva la tradición y el fervor religioso. Su Iglesia Penitencial, situada en la céntrica calle Platerías, es considerada un auténtico museo de la imaginería pasionista, albergando algunos de los conjuntos escultóricos más importantes de la Semana Santa española. Con más de 1.200 cofrades, la Vera-Cruz continúa siendo una de las hermandades más numerosas y activas de Valladolid.

Contenido

Génesis e historia de la cofradía

Los orígenes franciscanos y el Humilladero

Aunque se desconoce la fecha exacta de su fundación, el primer documento histórico que atestigua la existencia de la Cofradía de la Santa Vera-Cruz data del 14 de mayo de 1498. En ese día, los cofrades solicitaron al corregidor y a los Regidores del Ayuntamiento de Valladolid permiso para «facer el humilladero en la Puerta del Campo, donde está puesta la Cruz». Este lugar corresponde a la actual Plaza de Zorrilla.

La cofradía nació vinculada al Convento de San Francisco, en el seno de la Orden Franciscana, y desde sus orígenes tuvo una doble misión: religiosa y asistencial. Los primeros cofrades eran fieles devotos que colocaron en aquella pequeña ermita de cal y piedra al que «no cabe en todo el orbe», refiriéndose al Cristo Crucificado que sería conocido como el Santísimo Cristo del Humilladero, una magnífica talla del siglo XVI que aún hoy se conserva y venera en el templo de la cofradía.

La ermita del Humilladero, adjunta a la muralla que entonces guarnecía la ciudad, se convirtió en destino de frecuentes rogativas y procesiones. Durante años, el pueblo de Valladolid acompañaba procesionalmente al Señor Crucificado hasta este lugar, especialmente en tiempos de calamidades, plagas o sequías, implorando su misericordia. Esta ermita se mantuvo activa hasta su desaparición a comienzos del siglo XIX.

La labor asistencial originaria

El instituto que observaron los hermanos cofrades durante muchos años fue de índole caritativa y sanitaria. La cofradía asumió como misión curar a todo género de personas que adoleciesen de enfermedades contagiosas y recoger a todos los peregrinos y viandantes desamparados. Esta labor asistencial era fundamental en una época en la que no existían sistemas públicos de atención sanitaria.

A partir de 1515, la cofradía tuvo en propiedad un hospital en la antigua calle de la Copera, actual calle del Conde Ansúrez. La convivencia con los franciscanos del convento de San Francisco fue siempre buena y provechosa. Un fraile de este convento, fray Francisco Dorates, fue el comisionado para la realización de una nueva Regla que fue aprobada en 1560, concretamente el 8 de diciembre, siendo confirmada por el abad el 20 del mismo mes.

En el año 1617, el tercer obispo de Valladolid, Francisco Sobrino, reorganizó la asistencia a pobres, desamparados y enfermos, que pasarían a ser atendidos en el Hospital General, llamado Hospital de la Resurrección. A partir de esta fecha, la misión de las cofradías, incluida la Vera-Cruz, sería fundamentalmente la de mantener la religiosidad y el culto a la Pasión de Cristo, especialmente a través de las procesiones de Semana Santa.

La construcción de la Iglesia Penitencial

A finales del siglo XVI, los hermanos de la cofradía acordaron solicitar al Ayuntamiento unos terrenos existentes al testero de la costanilla, al final de las Platerías, para edificar su propia iglesia, hospital y demás dependencias. El suelo les fue concedido en 1589 por el precio de mil ducados al contado más una suma de 200 maravedíes de censos cada año, además de la firma de unas exigencias que regirían la construcción, el resultado de la fachada y la ornamentación de la iglesia.

El arquitecto de la obra fue Pedro de Mazuecos el Viejo, quien decidió conservar el arco que existía al final de la vía desde el incendio de 1561. La fachada contó con la intervención de Diego de Praves, discípulo de Juan de Herrera, obra finalizada en 1595 y de la que solo se conserva el pórtico. La fachada está formada por dos cuerpos que simulan sendos arcos triunfales, separados por el balcón para las autoridades típico de las iglesias penitenciales de la época.

Por la importancia de la cofradía, el templo pronto se quedó pequeño. Entre 1667 y 1681, el arquitecto Juan Tejedor llevó a cabo una ampliación y remodelación de toda la iglesia, salvo el frontispicio. La nueva construcción resultó más grande que la inicial, con tres naves, crucero con cúpula y cabecera plana. Sobre las naves aparece una tribuna rejada prevista debido a la gran cantidad de cofrades que tenía esta iglesia.

El privilegio de antigüedad

Por su condición de cofradía más antigua de la ciudad, la Vera-Cruz disfrutó durante siglos del privilegio de elegir el itinerario y el horario en el día de su procesión de regla, antes que las otras cuatro cofradías penitenciales históricas. Este privilegio reflejaba su preeminencia histórica en la Semana Santa vallisoletana y su papel fundamental en la configuración de las tradiciones pasionistas de la ciudad.

La reliquia del Lignum Crucis

La reliquia más importante que guarda la cofradía es un fragmento del Santo Madero, un pedazo de la Verdadera Cruz de Cristo que ya se sacaba en procesión en los albores del siglo XVII. Para procesionarla con el debido decoro, el 23 de marzo de 1661 se mandaron hacer unas andas de plata al artífice Pedro Costes de la Cruz, que se estrenaron en procesión el 3 de mayo de aquel año.

Estas lujosas andas de plata desaparecieron durante la dominación francesa a principios del siglo XIX, usurpadas por las tropas napoleónicas. Sin embargo, se salvó la cruz relicario, que continúa custodiándose en la iglesia y recibiendo culto, siendo uno de los tesoros más valiosos de la cofradía. La reliquia procede de Liébana y constituye un vínculo directo con la Pasión de Cristo.

El dramático incendio de 1806

El suceso más dramático vivido por la cofradía tuvo lugar el 24 de abril de 1806, cuando un devastador incendio afectó al templo penitencial. En esta catástrofe se perdió la práctica totalidad del archivo histórico de la hermandad, incluyendo magníficas piezas escritas en pergamino, bulas firmadas por la autoridad papal y documentos originales del siglo XVI. Esta pérdida documental explica por qué se desconocen muchos detalles de los primeros siglos de historia de la cofradía.

Afortunadamente, las imágenes procesionales no sufrieron daño alguno. Durante las obras de restauración de la iglesia, los pasos encontraron asilo en la Iglesia Conventual de San Francisco, manteniendo así los cofrades su estrecha relación con los franciscanos que les habían acogido desde el origen.

Decadencia y resurgimiento

Al esplendor vivido por las cofradías en el siglo XVII, cuando Valladolid era capital de la Corte y las procesiones alcanzaron su máximo apogeo, le siguió en el siglo XIX una época de decadencia. La Vera-Cruz, como el resto de hermandades, acusó la disminución en el número de cofrades y la pérdida de fervor religioso.

A estos problemas se sumó para la Vera-Cruz el temor a perder su sede ante una hipotética remodelación del casco urbano de Valladolid que pretendía su derribo para dar paso a la construcción de una gran vía. Este proyecto urbanístico, que hubiera supuesto la desaparición de uno de los templos más importantes de la Semana Santa vallisoletana, afortunadamente nunca se llevó a cabo.

El resurgimiento llegó en el siglo XX. En 1935, el obispo Gandásegui consiguió una autorización especial para reanudar las procesiones de Semana Santa tras años de práctica extinción. El éxito entre la población fue aplastante: tan solo en la procesión de la Borriquilla del Domingo de Ramos participaron más de 3.000 niños, evidenciando el arraigo popular de esta tradición.

La Coronación Canónica de la Virgen de los Dolores

El 8 de febrero de 2017, la cofradía se dirigió al Cardenal Arzobispo de Valladolid Ricardo Blázquez Pérez solicitándole la concesión de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de los Dolores de la Vera-Cruz. Tras examinar los motivos y siendo plenamente conocedor de la devoción que le profesan los vallisoletanos desde tiempo inmemorial, el Cardenal Arzobispo concedió por decreto del 10 de febrero de 2017 la Coronación Canónica.

El acto solemne de Coronación Canónica se celebró el 23 de septiembre de 2023, constituyendo uno de los acontecimientos más importantes de la historia reciente de la cofradía y un reconocimiento a siglos de devoción mariana en Valladolid.

Templo y ubicación

La Iglesia Penitencial de la Santa Vera-Cruz está situada en la calle Platerías (también conocida como Rúa Oscura número 1), una de las arterias comerciales históricas más importantes de Valladolid. Su emplazamiento en esta céntrica ubicación denota la importancia que la cofradía tenía ya en el siglo XVI como una de las hermandades asistenciales y devocionales más relevantes de la ciudad.

Hábito e indumentaria cofrade

El hábito de la Cofradía de la Vera-Cruz es uno de los más elegantes y característicos de la Semana Santa vallisoletana, combinando sobriedad y distinción en su composición:

  • Túnica: De color negro con bocamangas de encaje, que aportan un toque de elegancia al conjunto
  • Capa: De paño verde, color distintivo de la cofradía que la hace inmediatamente reconocible
  • Capirote: Negro, al igual que la túnica
  • Calzado: Zapatos negros
  • Guantes: Blancos durante la mayor parte de la Semana Santa, cambiando a negro el Viernes y Sábado Santo como símbolo de luto por la muerte de Cristo
  • Cíngulo: De color verde, a juego con la capa
  • Muceta: De terciopelo negro en las procesiones en las que se sale descubierto

Este atuendo, con sus más de cinco siglos de tradición, presenta una combinación cromática única en Valladolid. El contraste entre el negro de la túnica y el verde de la capa, junto con el detalle de las bocamangas de encaje, confiere al conjunto una elegancia distintiva que permite identificar a los cofrades de la Vera-Cruz a primera vista.

Tesoro artístico y patrimonio escultórico

La Iglesia Penitencial de la Santa Vera-Cruz alberga un excepcional patrimonio artístico, considerado uno de los más valiosos de la Semana Santa española. La cofradía custodia obras de los más grandes maestros de la escultura barroca castellana, especialmente de Gregorio Fernández, cuyo genio creativo dejó en este templo algunas de sus más memorables creaciones.

Nuestra Señora de la Vera-Cruz o Dolorosa (Gregorio Fernández, 1623)

Esta imagen es considerada por muchos especialistas como la obra maestra de Gregorio Fernández. El historiador del arte Bosarte afirmó sobre ella: «el rostro es de tal belleza que si los ángeles del cielo no bajan a hacerla más bella, de manos de hombre no hay más que esperar». Autores como Dieulafoi o García Chico comparten esta altísima valoración.

Originalmente formaba parte del paso de El Descendimiento, pero la gran devoción que suscitó entre los vallisoletanos hizo que desde 1757 comenzara a procesionar como imagen independiente. Actualmente desfila sola, acompañada por una Cruz Desnuda rematada en plata desde 1950 (anteriormente la acompañaba el Cristo de la Agonía hasta ese año).

La talla presenta una expresión de dolor contenido que transmite una profunda humanidad. Las manos cruzadas sobre el pecho, la mirada perdida y la boca entreabierta configuran un rostro de belleza sobrecogedora que ha emocionado a generaciones de vallisoletanos. La policromía y el tratamiento de los paños demuestran el dominio técnico absoluto de Fernández.

Existen dos copias de esta imagen: una en la Parroquia de San Lorenzo de Valladolid y otra que originalmente estuvo en las Carmelitas Descalzas de Medina de Rioseco, hoy trasladada al Paseo de Filipinos de Valladolid. Se le dedica una novena y un besapié al final de la Cuaresma, concretamente en el Viernes de Dolores. En el Sábado Santo se le realiza el Ofrecimiento de los Dolores de la ciudad.

Como reconocimiento a siglos de devoción, fue coronada canónicamente el 23 de septiembre de 2023, convirtiéndose en uno de los acontecimientos más importantes de la historia reciente de la cofradía y de la Semana Santa vallisoletana.

La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén – La Borriquilla

Popularmente conocida como «La Borriquilla», este es el único paso de papelón conservado en Valladolid. El papelón era una técnica que combinaba cartón y tela encolada sobre estructuras de madera, reservándose la talla en madera policromada únicamente para las cabezas, manos y pies de las figuras.

Atribuida a Francisco Giralte (discípulo de Alonso Berruguete), esta obra del siglo XVI-XVII conserva todo su encanto original. Las cabezas muestran influencias del estilo de Alonso Berruguete, lo que ha permitido establecer su datación y autoría probable.

El conjunto consta de siete figuras: Jesús montado sobre la borriquilla (con otro jumentillo a su lado), y seis apóstoles, algunos sujetando palmas y otros tirando mantos a los pies del Señor para que pase por encima de ellos, recreando fielmente el relato evangélico de la entrada triunfal en Jerusalén.

Originalmente, el paso salía de la nave de Santa Juana de la iglesia del Convento de San Francisco, trasladándose procesionalmente hasta la iglesia de la Vera-Cruz para participar en la procesión triunfal del Domingo de Ramos. Esta imagen estrella del Domingo de Ramos sigue siendo la más querida por los niños vallisoletanos, que participan masivamente en su procesión.

El Descendimiento

Aunque esta obra maestra es propiedad de la Cofradía de la Vera-Cruz y se conserva en su iglesia penitencial, procesiona como paso titular de la Cofradía del Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte. Se trata de uno de los conjuntos escultóricos más monumentales y admirados de Gregorio Fernández.

El paso representa el momento en que Cristo es descendido de la cruz por Nicodemo y José de Arimatea, con la Virgen (sustituida en 1757), San Juan Evangelista, María Magdalena y un sayón desclavando los pies de Jesús. Es el primer conjunto procesional en madera policromada y a tamaño natural que representa este pasaje evangélico en España.

La complejidad compositiva, el dramatismo de las expresiones y la perfección técnica hacen de este conjunto una de las cumbres de la escultura barroca española. Su peso de 3.500 kilogramos y sus siete figuras de tamaño natural lo convierten en uno de los pasos más impresionantes de la Semana Santa española.

Jesús Atado a la Columna

Esta poderosa imagen de Cristo flagelado es una de las obras más tempranas que Fernández realizó para la Vera-Cruz. Representa a Jesús atado a una columna baja, con el cuerpo inclinado hacia adelante por el peso de las ataduras, en una postura que transmite sufrimiento y abandono.

El tratamiento anatómico es soberbio: cada músculo, cada vena, cada herida está tallada con un realismo que impresiona. La expresión del rostro mezcla dolor físico con resignación espiritual. Los paños del perizonium caen con naturalidad, demostrando el dominio absoluto del escultor sobre la materia.

Se custodia en un retablo colateral salomónico realizado por Alonso de Manzano, donde recibe culto durante todo el año. El Miércoles de Ceniza, la cofradía dedica un solemne besapié a esta imagen, dando así comienzo oficial a la Cuaresma para la hermandad.

Ecce Homo o Cristo de la Caña

También conocido como Santo Cristo de la Caña, este Ecce Homo representa a Jesús tras la flagelación, coronado de espinas, con el manto púrpura y la caña a modo de cetro, tal como fue presentado por Pilato al pueblo con las palabras «Ecce Homo» (He aquí al hombre).

La figura transmite una dignidad en el sufrimiento que resulta profundamente conmovedora. A pesar de las heridas, la sangre y la corona de espinas, el rostro de Cristo mantiene una serenidad que habla de su naturaleza divina. Los ojos entreabiertos parecen mirar al espectador directamente, creando una conexión emocional inmediata.

Se encuentra en un retablo salomónico con pinturas de San Francisco y Santa Teresa obra de Andrés Amaya. La policromía original, con sus tonos pálidos y las gotas de sangre minuciosamente aplicadas, refuerza el impacto visual de la obra.

La Oración del Huerto

Este conjunto escultórico fue realizado por Andrés Solanes, discípulo de Gregorio Fernández, en 1629. Representa el momento de la agonía de Cristo en el Huerto de Getsemaní, cuando ora al Padre antes de su Pasión mientras los apóstoles duermen.

El grupo incluye la figura de Cristo orante, con las manos juntas y el rostro elevado hacia el cielo, las figuras de los apóstoles Pedro, Santiago y Juan dormidos, y el ángel que presenta a Cristo el cáliz de la Pasión. La composición transmite el dramatismo del momento y la soledad de Cristo ante su destino.

Solanes supo captar el estilo de su maestro Fernández, aunque con matices propios. La obra demuestra la calidad de los discípulos del gran escultor gallego y su capacidad para continuar la tradición de la escuela castellana. El conjunto se conserva en una capilla lateral del templo.

Santo Cristo del Humilladero

Esta es la imagen más antigua que custodia la cofradía, el Cristo que se veneraba en la ermita del Humilladero junto a la Puerta del Campo desde los orígenes mismos de la hermandad en el siglo XV. Tras la desaparición de aquella ermita a principios del siglo XIX, la imagen se trasladó a la iglesia penitencial.

Se trata de una magnífica talla muy movida y llena de expresión. Los paños flotantes de su perizonium le dan un aire barroco, aunque por sus características estilísticas puede fecharse en el siglo XVI. Algunos autores la atribuyen a un seguidor de Berruguete, mientras que otros la sitúan en el círculo de Juan de Valmaseda.

La cofradía le rinde culto especialmente al inicio de la Cuaresma, celebrando un triduo en su honor del jueves al sábado de la tercera semana de Cuaresma. Durante siglos, ante esta imagen se le imploró misericordia en rogativas contra pestes y sequías, trasladándola procesionalmente desde su ermita.

Lignum Crucis – La Reliquia de la Verdadera Cruz

El tesoro más preciado de la cofradía es el fragmento del Santo Madero, un pedazo de la Vera-Cruz de Cristo procedente de Liébana. Esta reliquia se conserva en un relicario que ha sobrevivido a todos los avatares históricos, incluida la pérdida de las andas de plata durante la ocupación francesa.

El Lignum Crucis procesiona en la noche del Jueves Santo en la Procesión de Regla, portado con gran solemnidad por los cofrades. Su presencia en la procesión constituye un momento de especial recogimiento y devoción, pues representa el vínculo directo con la Pasión de Cristo.

Salidas procesionales y recorridos

La Cofradía Penitencial de la Santa Vera-Cruz participa en cuatro procesiones durante la Semana Santa vallisoletana, además de organizar el Ofrecimiento de los Dolores el Sábado Santo.

Procesión de las Palmas (Domingo de Ramos)

La mañana del Domingo de Ramos, aproximadamente a las 11:30 horas, tiene lugar la procesión más entrañable de la Semana Santa vallisoletana: la Procesión de las Palmas, popularmente conocida como la procesión de «La Borriquilla».

En esta procesión, la cofradía alumbra el paso de La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, único conjunto de papelón conservado en la ciudad. La procesión cuenta con una participación masiva de niños vallisoletanos, que acompañan al paso con sus palmas y ramos, recreando la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén.

Según la alcaldesa-presidenta de la cofradía, María José Fernández, «es para nosotros muy especial y se le da especial cariño». Esta procesión «hace años que no se suspende milagrosamente» y «nos da un subidón de energía y vitalidad» que impulsa a la cofradía para el resto de la Semana Santa.

La imagen de miles de niños acompañando a La Borriquilla por las calles del centro histórico constituye una de las estampas más características y emotivas de la Semana Santa de Valladolid, manteniendo viva una tradición que se remonta al siglo XVI.

Procesión del Santísimo Rosario del Dolor (Lunes Santo)

En la noche del Lunes Santo, a las 20:30 horas, la cofradía participa en la Procesión del Santísimo Rosario del Dolor, alumbrando a su imagen titular: Nuestra Señora de la Vera-Cruz, la magistral Dolorosa de Gregorio Fernández.

Esta procesión fue creada en 1951 con el propósito de representar los cinco misterios dolorosos del Rosario y el dolor de la Virgen. Participan seis cofradías que efectúan un rezo del rosario durante el recorrido, cada una representando uno de los misterios.

La presencia de la Dolorosa de la Vera-Cruz, considerada por muchos la obra cumbre de Gregorio Fernández, convierte esta procesión en un momento de especial recogimiento. La imagen desfila sola, acompañada por la Cruz Desnuda rematada en plata, en un cortejo de sobria elegancia que realza la belleza de la talla.

Procesión de Regla de la Santa Vera-Cruz (Jueves Santo)

La noche del Jueves Santo, aproximadamente a las 23:30 horas, tiene lugar la Procesión de Regla de la cofradía, el desfile más completo y espectacular de la hermandad en el que procesionan prácticamente todas sus imágenes titulares.

En esta procesión desfilan los siguientes pasos:

  • La Oración del Huerto (Andrés Solanes, 1629)
  • El Señor Atado a la Columna (Gregorio Fernández, 1619)
  • Ecce Homo o Santo Cristo de la Caña (Gregorio Fernández, hacia 1620)
  • Santo Cristo del Humilladero (anónimo, siglo XVI)
  • El Descendimiento (Gregorio Fernández, 1623)
  • Nuestra Señora de la Vera-Cruz (Gregorio Fernández, 1623)
  • Lignum Crucis – Reliquia de la Verdadera Cruz

Esta procesión constituye un auténtico museo viviente de la escultura barroca, mostrando en las calles vallisoletanas el extraordinario patrimonio artístico que custodia la cofradía. El recorrido nocturno, iluminado por los faroles y cirios, realza la teatralidad y el dramatismo de las obras de Gregorio Fernández.

La presencia del Lignum Crucis, la reliquia de la Verdadera Cruz, aporta un elemento de especial veneración a esta procesión. Los más de mil cofrades vistiendo sus características túnicas negras con capas verdes crean un cortejo de gran solemnidad y belleza plástica.

Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor (Viernes Santo)

En la tarde del Viernes Santo, a las 19:30 horas, la cofradía participa en la Procesión General, la más importante y multitudinaria de la Semana Santa vallisoletana, en la que desfilan las veinte cofradías de la ciudad.

La Vera-Cruz alumbra en esta magna procesión a su imagen titular: la Virgen Dolorosa de la Vera-Cruz, la obra maestra de Gregorio Fernández. La presencia de esta imagen, coronada canónicamente en 2023, constituye uno de los momentos más esperados y emotivos del desfile.

Como cofradía más antigua de Valladolid, la Vera-Cruz ocupa un lugar privilegiado en el orden procesional, manteniendo así la preeminencia histórica que le corresponde por sus más de cinco siglos de existencia.

Ofrecimiento de los Dolores (Sábado Santo)

El Sábado Santo, a las 17:00 horas, la cofradía organiza el Ofrecimiento de los Dolores de la ciudad de Valladolid a la Santísima Virgen. Este acto, instaurado como novedad en los últimos años, se ha convertido en un momento muy especial de la Semana Santa vallisoletana.

Los cofrades se dirigen desde la Iglesia de la Vera-Cruz hasta la Catedral de Valladolid portando la imagen de la Dolorosa de la Vera-Cruz. En la Catedral se realiza el solemne acto del Ofrecimiento, en el que se le presentan a la Virgen todos los dolores y sufrimientos de la ciudad, en un momento de profunda oración y recogimiento.

Este acto cierra de forma emotiva la participación procesional de la cofradía en la Semana Santa, ofreciendo un espacio de contemplación y espiritualidad antes de la celebración de la Resurrección.

Cultos y actos durante el año litúrgico

La vida devocional de la Cofradía de la Vera-Cruz se extiende a lo largo de todo el año con diversos cultos y celebraciones que mantienen activa la hermandad más allá de los días de Semana Santa.

Cuaresma

  • Miércoles de Ceniza: Solemne besapié a la imagen de Nuestro Padre Atado a la Columna, dando comienzo oficial a la Cuaresma para la cofradía
  • Triduo a la Oración del Huerto: Del jueves al sábado de la primera semana de Cuaresma, con oraciones ante el conjunto escultórico de Andrés Solanes
  • Triduo al Cristo del Humilladero: Del jueves al sábado de la tercera semana de Cuaresma, honrando a la imagen más antigua de la cofradía
  • Misas cuaresmales: Cada domingo de Cuaresma se celebra una misa dedicada a cada una de las imágenes procesionales
  • Novena a la Dolorosa de la Vera-Cruz: Nueve días de culto que culminan en el Viernes de Dolores, con una eucaristía junto a los sacerdotes del Real Colegio de San Albano de los Ingleses y un solemne besapié

Otros cultos y celebraciones

Todos los viernes del año se expone el Santo Cristo del Humilladero a la pública veneración, manteniendo así una tradición secular que vincula a los vallisoletanos con esta antigua imagen durante todo el calendario litúrgico.

Curiosidades y datos de interés

La cofradía más antigua de Valladolid

La Vera-Cruz ostenta el honor de ser la hermandad más antigua de la Semana Santa vallisoletana, con documentación que acredita su existencia desde 1498. Esta antigüedad le otorgaba históricamente el privilegio de elegir itinerario y horario antes que las otras cuatro cofradías penitenciales históricas, privilegio que mantuvo durante siglos.

El único paso de papelón conservado

La Borriquilla es el único paso de papelón (cartón y tela encolada) que se conserva en Valladolid. Todos los demás pasos antiguos de esta técnica han desaparecido, lo que convierte a esta pieza en una rareza de incalculable valor histórico y artístico. Su supervivencia durante más de cuatro siglos es verdaderamente excepcional.

El récord de participación infantil

En 1935, tras el resurgimiento de las procesiones gracias al obispo Gandásegui, la procesión de la Borriquilla del Domingo de Ramos batió todos los récords con la participación de más de 3.000 niños. Esta cifra evidencia el arraigo popular de esta tradición entre las familias vallisoletanas.

Las andas de plata perdidas

Las lujosas andas de plata encargadas en 1661 a Pedro Costes de la Cruz para portar el Lignum Crucis eran una obra de orfebrería de gran valor. Su pérdida durante la ocupación francesa constituye una de las muchas desapariciones de patrimonio artístico que sufrió España durante la Guerra de la Independencia. Afortunadamente, se salvó la cruz relicario que contenía el fragmento del Santo Madero.

El incendio que borró la historia

El devastador incendio de 1806 destruyó prácticamente todo el archivo histórico de la cofradía, incluidas bulas papales y documentos originales del siglo XVI escritos en pergamino. Esta pérdida documental explica las lagunas en el conocimiento de la historia temprana de la hermandad y hace que algunos aspectos de sus primeros siglos permanezcan en la penumbra.

Una Virgen tres veces representada

Tal fue el éxito y la devoción que suscitó la Dolorosa de la Vera-Cruz de Gregorio Fernández que se realizaron dos copias: una para la Parroquia de San Lorenzo de Valladolid y otra para las Carmelitas Descalzas de Medina de Rioseco. Estas réplicas demuestran el impacto que la obra maestra del escultor gallego tuvo en su época.

El templo que estuvo a punto de desaparecer

Durante el siglo XIX, la Iglesia Penitencial de la Vera-Cruz estuvo amenazada de derribo por un proyecto urbanístico que pretendía abrir una gran vía atravesando el casco histórico. De haberse llevado a cabo, se habría perdido uno de los templos más importantes de la Semana Santa española. Afortunadamente, el proyecto nunca se materializó.

De hospital a templo devocional

La cofradía mantuvo durante siglos un hospital propio en la calle del Conde Ansúrez (antigua calle de la Copera) para atender a enfermos contagiosos y desamparados. Este origen asistencial es compartido por las cinco cofradías penitenciales históricas de Valladolid, que nacieron con una doble vocación: religiosa y caritativa.

Información práctica para visitantes

Cómo llegar a Valladolid

Valladolid cuenta con excelentes comunicaciones. La ciudad dispone de estación de tren de Alta Velocidad (AVE) con conexiones frecuentes a Madrid (menos de una hora), Barcelona, Bilbao, Salamanca y León. La estación de autobuses ofrece conexiones con toda España. Por carretera, Valladolid está comunicada por las autovías A-62, A-6 y A-601.

Alojamiento en la ciudad

Valladolid ofrece una amplia oferta hotelera para todos los presupuestos. Durante la Semana Santa se recomienda reservar con antelación, especialmente para las noches de Jueves y Viernes Santo. Las zonas más recomendables son el centro histórico o las áreas cercanas a las estaciones, que ofrecen buenas comunicaciones.

Movilidad durante la Semana Santa

El centro histórico de Valladolid es muy compacto y puede recorrerse perfectamente a pie. Durante Semana Santa se establecen cortes de tráfico en el casco antiguo durante las procesiones. Se recomienda aparcar en los parkings públicos de la periferia y desplazarse caminando. El centro de la ciudad es perfectamente transitable y permite seguir las procesiones con comodidad.

Vestimenta recomendada

Se recomienda ropa cómoda y abrigada, especialmente para las procesiones nocturnas. Las temperaturas en Valladolid durante la Semana Santa pueden ser frescas, con posibilidad de lluvia. Es aconsejable llevar calzado cómodo para caminar, ya que es habitual seguir las procesiones durante largos recorridos.

Gastronomía de Semana Santa

Durante estos días es tradicional degustar potaje de vigilia, bacalao en sus múltiples preparaciones, y sopas de ajo. En cuanto a dulces: torrijas, pestiños, flores fritas y rosquillas de palo. Los conventos de clausura elaboran exquisitos dulces artesanales. El plato estrella de la gastronomía local es el lechazo asado, acompañado por excelentes vinos de la D.O. Ribera del Duero.

Visitar la Iglesia de la Vera-Cruz

La Iglesia Penitencial puede visitarse durante los horarios de apertura del templo. Se recomienda acudir con tiempo suficiente para contemplar con calma el extraordinario patrimonio artístico que alberga. La ubicación en la céntrica calle Platerías permite combinar la visita con un paseo por una de las zonas comerciales más históricas de Valladolid.

Mejores lugares para ver las procesiones

Para contemplar las procesiones de la Vera-Cruz, algunos puntos recomendables son:

  • Calle Platerías: Salida y entrada de los pasos desde la Iglesia Penitencial
  • Plaza Mayor: Punto neurálgico por donde pasan todas las procesiones
  • Acera de San Francisco: Tramo emblemático de la Procesión General
  • Catedral: Para presenciar el Ofrecimiento de los Dolores del Sábado Santo

Se recomienda llegar con antelación para conseguir un buen lugar. El respeto y el silencio son fundamentales durante las procesiones.

Ambiente sensorial de la Semana Santa

Vivir la Semana Santa de Valladolid con la Vera-Cruz es experimentar una atmósfera única: el aroma del incienso, el sonido de tambores y cornetas, el roce de las túnicas negras y capas verdes, el resplandor de los cirios en la noche. La visión de La Borriquilla rodeada de miles de niños con sus palmas el Domingo de Ramos, o la solemnidad de la Dolorosa de Fernández en la noche del Viernes Santo, son experiencias que se graban en la memoria.

Preguntas frecuentes sobre la Cofradía de la Vera-Cruz

¿Cuándo se fundó la Cofradía de la Vera-Cruz?

Aunque se desconoce la fecha exacta de fundación, el primer documento histórico que acredita su existencia data del 14 de mayo de 1498, cuando los cofrades solicitaron al Ayuntamiento permiso para construir un humilladero en la Puerta del Campo. Esto convierte a la Vera-Cruz en la cofradía más antigua de la Semana Santa de Valladolid.

¿Qué es La Borriquilla y por qué es tan especial?

La Borriquilla es el nombre popular del paso La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, obra del siglo XVI-XVII atribuida a Francisco Giralte. Es especial porque es el único paso de papelón (cartón y tela encolada) que se conserva en Valladolid. Procesiona el Domingo de Ramos con la participación masiva de niños, siendo una de las imágenes más queridas de la Semana Santa vallisoletana.

¿Cuántas obras de Gregorio Fernández tiene la cofradía?

La cofradía custodia cuatro obras maestras de Gregorio Fernández: la Dolorosa de la Vera-Cruz (1623), considerada por muchos su obra cumbre; El Descendimiento (1623), conjunto monumental de siete figuras; Jesús Atado a la Columna (1619); y el Ecce Homo o Cristo de la Caña (hacia 1620). Este conjunto convierte a la iglesia penitencial en un auténtico museo de la obra del genial escultor.

¿Dónde está ubicada la sede de la cofradía?

La Iglesia Penitencial de la Santa Vera-Cruz está situada en la céntrica calle Platerías (Rúa Oscura, 1), una de las arterias comerciales históricas más importantes de Valladolid. El templo es propiedad de la cofradía, circunstancia privilegiada que no todas las hermandades disfrutan.

¿Qué es el Lignum Crucis?

El Lignum Crucis es un fragmento de la Verdadera Cruz de Cristo, procedente de Liébana, que constituye la reliquia más importante que custodia la cofradía. Se conserva en un relicario que sobrevivió a la pérdida de las andas de plata durante la ocupación francesa. Procesiona en la noche del Jueves Santo en la Procesión de Regla.

¿Cuál es el color del hábito de la Vera-Cruz?

El hábito se compone de túnica negra con bocamangas de encaje, capa de paño verde, capirote negro, zapatos negros y guantes blancos (que cambian a negro el Viernes y Sábado Santo). Esta combinación de negro y verde, junto con las elegantes bocamangas de encaje, hace que el hábito sea inmediatamente reconocible.

¿Cuándo fue coronada canónicamente la Virgen de la Vera-Cruz?

La Coronación Canónica de la Santísima Virgen de los Dolores de la Vera-Cruz se celebró el 23 de septiembre de 2023, tras ser concedida por decreto del Cardenal Arzobispo Ricardo Blázquez Pérez el 10 de febrero de 2017. Este acontecimiento constituyó uno de los momentos más importantes de la historia reciente de la cofradía.

¿Se puede visitar la iglesia durante el año?

Sí, la Iglesia Penitencial de la Santa Vera-Cruz puede visitarse durante los horarios de apertura del templo. Se recomienda consultar los horarios en la web oficial de la cofradía. La visita permite contemplar el extraordinario patrimonio artístico que alberga, con obras de Gregorio Fernández, Andrés Solanes y el único paso de papelón conservado en Valladolid.

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