Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre de Ntro. Señor Jesucristo
La Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo representa una de las instituciones más singulares del panorama cofrade vallisoletano. Fundada en 1929, en pleno siglo XX, esta hermandad ha sabido forjar una identidad propia y consolidarse como una presencia imprescindible en la Semana Santa de la ciudad, logrando además el reconocimiento de la Casa Real española que le otorgó el título de «Real» en 2013, convirtiéndose en la primera cofradía de Valladolid en recibir tan alta distinción.
Contenido
- 1 Fundación y trayectoria histórica
- 2 Iglesia de Santa María La Antigua
- 3 El hábito: rojo pasional y negro luctuoso
- 4 Conjunto escultórico y tallas venerables
- 5 Desfiles penitenciales
- 6 Calendario litúrgico y actividades durante el año
- 7 Singularidades y rasgos característicos de la hermandad
- 8 Orientaciones para el visitante
- 9 Preguntas frecuentes sobre la cofradía
- 9.1 ¿Cuándo se fundó la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre?
- 9.2 ¿Por qué se llama «Real» la cofradía?
- 9.3 ¿Dónde está la sede de la cofradía?
- 9.4 ¿Quién esculpió el Cristo de la Preciosísima Sangre?
- 9.5 ¿Qué procesiones realiza la cofradía?
- 9.6 ¿Cómo es el hábito de los cofrades?
- 9.7 ¿Qué es la carroza basculante?
- 9.8 ¿Qué es el Premio Lázaro Gumiel?
- 9.9 ¿Quién es María Santísima de la Caridad?
- 9.10 ¿Se puede visitar la sede fuera de Semana Santa?
- 10 Enlaces de referencia
- 11 Cofradías y Hermandades
- 11.0.1 Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz y Ntra. Sra. de los Dolores
- 11.0.2 Cofradía de la Orden Franciscana Seglar V.O.T.
- 11.0.3 Cofradía de las Siete Palabras
- 11.0.4 Cofradía de Ntro. Padre Jesús Resucitado, María Stma. de la Alegría y las Lágrimas de San Pedro
- 11.0.5 Cofradía del Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte
- 11.0.6 Cofradía del Santo Entierro
- 11.0.7 Cofradía del Santo Sepulcro y Santísimo Cristo del Consuelo
- 11.0.8 Cofradía Penitencial de la Oración del Huerto y San Pascual Bailón
- 11.0.9 Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo
- 11.0.10 Cofradía Penitencial de la Santa Vera-Cruz
- 11.0.11 Cofradía Penitencial de Ntro. Padre Jesús Nazareno
- 11.0.12 Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena
- 11.0.13 Hermandad del Santísimo Cristo Jesús de Medinaceli, Nuestra Señora de la Divina Misericordia y Discípulo Amado
- 11.0.14 Hermandad del Santo Cristo de los Artilleros
- 11.0.15 Hermandad Penitencial de Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna
- 11.0.16 Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de la Luz
- 11.0.17 Ilustre Cofradía Penitencial de Ntra. Sra. de las Angustias
- 11.0.18 Muy Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad
- 11.0.19 Real cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Despojado, Cristo Camino del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura
- 11.0.20 Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre de Ntro. Señor Jesucristo
Fundación y trayectoria histórica
Los orígenes de la cofradía se remontan al año 1805, cuando un grupo de fieles cristianos comenzó a dar culto y escoltar en las procesiones al Santo Cristo Crucificado, obra atribuida a Francisco del Rincón que se venera en la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias. Esta imagen recibía el nombre popular de Cristo de los Carboneros por ser los mozos del carbón, trabajadores del gremio carbonero, quienes la alumbraban en los desfiles pasionales. Durante más de un siglo, esta devoción se mantuvo de forma informal, transmitida de generación en generación entre los carboneros vallisoletanos.
Entre finales de febrero y principios de marzo de 1929, los continuadores de aquella tradición decimonónica, liderados por Alberto Guiloche, visitaron al arzobispo de Valladolid Remigio Gandásegui para solicitar la legalización canónica de la cofradía. El prelado, conocido impulsor de la renovación de la Semana Santa vallisoletana tras su decadencia del siglo XIX, acogió con entusiasmo la propuesta. El 6 de abril de 1929, el arzobispo Gandásegui aprobó los estatutos fundacionales, quedando constituida formalmente la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y concediéndole el derecho procesional para alumbrar al Cristo de los Carboneros.
El 11 de marzo de 1930 se aprobó el Reglamento definitivo de la hermandad. Al carecer inicialmente de sede propia e imagen titular, la Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias les permitió generosamente disponer de su templo, en el que permanecieron hasta 1952. Asimismo, les cedieron el Cristo de los Carboneros para que lo alumbraran en sus salidas procesionales. Este gesto de fraternidad cofrade permitió que la recién nacida hermandad pudiera desarrollar su actividad desde el primer momento.
Durante casi dos décadas, entre 1929 y 1949, la cofradía procesionó con el Cristo de los Carboneros tanto en la Procesión General del Viernes Santo como en la de Penitencia y Caridad del Jueves Santo. Sin embargo, en 1949, debido al deteriorado estado de conservación de la talla, las autoridades eclesiásticas prohibieron su salida procesional. Tras una importante restauración llevada a cabo décadas después, desde 1991 esta imagen vuelve a desfilar, aunque únicamente en la procesión de regla de su cofradía propietaria, las Angustias.
Ante la imposibilidad de seguir procesionando con el Cristo de los Carboneros, en 1950 la hermandad comenzó a alumbrar un Cristo crucificado de Juan de Juni, obra fechada hacia 1572-1573, propiedad del Monasterio de Santa Catalina de Siena, donde está enterrado el ilustre escultor francés. Esta magnífica talla renacentista acompañó a la cofradía durante tres años, pero el hecho de solo poder disponer de ella durante los días de Jueves y Viernes Santo generaba importantes limitaciones logísticas y devocionales.
En 1952 se produjo un acontecimiento determinante: la reapertura al culto de la Iglesia de Santa María La Antigua tras una larga y costosa restauración. La cofradía se trasladó a este templo emblemático del románico vallisoletano, estableciendo su sede canónica en la Capilla de Santa Ana o de los Tovar, donde permanece hasta nuestros días. Este cambio de sede coincidió con la decisión más trascendental en la historia de la hermandad: encargar la realización de una imagen titular propia que les permitiera desarrollar plenamente su identidad cofrade.
En 1953, los cofrades encargaron al escultor aragonés Genaro Lázaro Gumiel la talla de un Cristo crucificado inspirado en el de Juan de Juni, pero con características propias que lo diferenciaran del original. El 12 de marzo de 1953, la nueva imagen fue bendecida y presentada solemnemente en la iglesia de Santa María La Antigua, convirtiéndose históricamente en la primera talla realizada en el siglo XX que se incorporaba a las procesiones de la Semana Santa de Valladolid. Este hecho marcó un hito en la historia cofrade de la ciudad, demostrando que la imaginería procesional podía seguir renovándose con obras contemporáneas de calidad.
Con la nueva imagen titular, la cofradía necesitó construir una carroza procesional adecuada para sacar al Cristo en procesión. En 1955 se estrenó una plataforma innovadora, guiada sin lanza y con un ingenioso mecanismo de abatimiento que permitía inclinar la imagen para salvar la puerta principal de La Antigua, templo cuyo pórtico románico tiene una altura limitada. Este sistema basculante constituía toda una novedad técnica en la Semana Santa vallisoletana. La carroza destaca por su zócalo iluminado en tonos rojos —evocando la Sangre Preciosa de Cristo— y por cuatro imponentes candelabros de bronce y una greca de latón, donados por el entonces gobernador civil de Valladolid, Alonso Villalobos.
En 1954, coincidiendo con la celebración del XXV aniversario de su fundación, la cofradía recibió el título de «Venerable», reconocimiento que subrayaba su consolidación como institución religiosa de prestigio. Durante las décadas siguientes, la hermandad fue ampliando sus actividades y afianzando su presencia en la Semana Santa vallisoletana.
Un momento especialmente significativo llegó en 1977, cuando la cofradía comenzó a organizar la Procesión de la Buena Muerte en la noche del Lunes Santo, portando a hombros una imagen entonces poco conocida: el Cristo del Olvido, obra de Pedro de Ávila fechada hacia 1720. Esta procesión, caracterizada por su recogimiento nocturno y por incluir una estación de penitencia en la Basílica Nacional de la Gran Promesa para orar por los cofrades difuntos, se convirtió con los años en uno de los desfiles más emotivos de la Semana Santa vallisoletana.
A partir de 2002, la procesión incorporó un acto especialmente conmovedor: el encuentro con la Virgen Vulnerata en el Real Colegio de San Albano (Los Ingleses), donde los seminaristas ingleses portan a hombros la imagen mariana mientras el coro Alterum Cor interpreta motetes de la polifonía renacentista inglesa. Este momento, que finaliza con el canto del Salve Regina, se convirtió gradualmente en el punto central de la procesión, creando una atmósfera de espiritualidad única que combina la tradición castellana con la anglosajona.
El año 2013 marcó un hito histórico para la cofradía. El 5 de junio, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I otorgó a la hermandad el título de «Real», la más alta distinción que puede recibir una cofradía en España. Las gestiones para obtener este reconocimiento habían comenzado diez años antes, en 2003, con motivo del 75º aniversario de la fundación. Tras nombrarse a Sus Majestades los Reyes de España como Hermanos Mayores Honorarios y completarse todos los trámites necesarios —que incluían el aval del arzobispo de Valladolid y de la Junta de Cofradías—, la Casa Real concedió este honor sin precedentes en la ciudad del Pisuerga.
Desde ese momento, la institución pasó a denominarse oficialmente Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, pudiendo incorporar a sus emblemas e insignias la Corona Real e invitar a los actos institucionales a cualquier miembro de la Casa Real. Este reconocimiento supuso un motivo de orgullo no solo para los cofrades, sino para toda la Semana Santa y la ciudad de Valladolid.
En 2018, la cofradía enriqueció su patrimonio con la adquisición de la talla de Nuestra Señora de la Caridad, obra del escultor gaditano Rafael Martín Hernández realizada en 2017. Esta imagen de vestir en condición de Dolorosa, inicialmente una creación devocional del escultor por iniciativa propia, fue bendecida el 8 de julio de 2018 en Santa María La Antigua en una ceremonia muy concurrida. Desde entonces se venera en la Capilla del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre, convirtiéndose en la primera imagen de la Virgen María a la que históricamente la cofradía ha rendido culto de forma titular.
Finalmente, en 2022, la hermandad dio un paso decisivo en su consolidación identitaria al desvincularse de la tradicional Procesión de Penitencia y Caridad del Jueves Santo —en la que había participado durante ochenta años— para crear su propia procesión titular a la misma hora y desde su sede de La Antigua, alumbrando sus dos imágenes titulares: el Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre y María Santísima de la Caridad. Esta decisión reforzó la independencia penitencial de la cofradía y su identidad propia dentro del complejo entramado cofrade vallisoletano.
Iglesia de Santa María La Antigua
La Iglesia Parroquial de Santa María La Antigua, situada en la calle Arzobispo Gandásegui número 2, constituye uno de los templos más emblemáticos y queridos de Valladolid. Su inconfundible torre románica del siglo XII, con su característico chapitel de pizarra y sus arcadas ciegas, se ha convertido en símbolo indiscutible de la ciudad. Desde 1952, este templo acoge a la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre, que tiene su sede canónica en la bellísima Capilla de Santa Ana o de los Tovar, donde se custodian y veneran sus imágenes titulares durante todo el año.
El hábito: rojo pasional y negro luctuoso
El hábito procesional de la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre destaca por su impactante combinación cromática de rojo intenso y negro profundo, cargada de simbolismo teológico y histórico. Los hermanos visten túnica de color rojo vivo, rematada en cuello ajustado de fieltro negro, con sobrepuños de encaje negro sobre la bocamanga con un ancho aproximado de doce centímetros, y una tira de botones negros cerrando la parte delantera desde el cuello hasta el bajo.
Sobre la túnica se porta la capa roja, del mismo tono intenso, también rematada en cuello ajustado de fieltro negro. En el lado izquierdo de la capa luce la cruz gringolada, emblema distintivo de la cofradía, bordada en color negro. El capirote, confeccionado en terciopelo negro, tiene una forma marcada a modo de peto y cubre espalda circular, portando la cruz gringolada emblema de la hermandad en color rojo, situada en la parte central del peto.
El atuendo se completa con cíngulo, guantes, calcetines y zapatos negros, todo ello aportando una nota de sobriedad luctuosa que contrasta poderosamente con el rojo pasional de túnica y capa. Esta combinación cromática posee un profundo significado: el rojo representa la Sangre Preciosa derramada por Cristo en su Pasión redentora, mientras que el negro simboliza el luto por la muerte del Salvador.
Tras la Guerra Civil española, la cofradía adoptó una interpretación adicional de su simbolismo: nombró cofrades honoríficos a los caballeros mutilados por la Patria que lo desearon, estableciendo una conexión entre el sacrificio de Cristo y el de quienes dieron su sangre por España. Las características de la hermandad —Santo Cristo Muerto, hábito rojo y negro, sangre derramada y luto— se consideraban especialmente apropiadas para honrar a estos combatientes.
Los cofrades portan la medalla corporativa, que pende de un cordón y presenta en su anverso el escudo de la cofradía: una cruz dorada de puntas abiertas inscrita dentro de una orla ovalada rematada con la corona de la Casa Real española, privilegio que solo pueden ostentar desde 2013, cuando recibieron el título de «Real».
Conjunto escultórico y tallas venerables
La Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre custodia y alumbra un conjunto de imágenes que abarcan desde obras del barroco español hasta creaciones contemporáneas de notable calidad, configurando un patrimonio artístico de gran valor devocional.
Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre
El Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre es la imagen titular de la cofradía, obra del escultor aragonés Genaro Lázaro Gumiel, bendecida y presentada el 12 de marzo de 1953 en la iglesia de Santa María La Antigua. Esta talla representa un hito en la historia de la imaginería procesional vallisoletana por ser la primera escultura del siglo XX incorporada a los desfiles de Semana Santa de la ciudad.
Lázaro Gumiel, natural de Villalengua (Zaragoza), nunca estuvo físicamente en Valladolid, ejecutando la obra íntegramente a partir de fotografías. La cofradía le encargó una imagen inspirada en el Cristo de Juan de Juni que habían venido alumbrando, pero solicitaron expresamente que fuera algo más grande, fuerte y vigorosa que el original renacentista. El escultor cumplió magistralmente el encargo, creando un crucificado de proporciones mayores al natural, con una anatomía poderosa que acentúa el dramatismo de la Pasión.
La talla sigue el modelo iconográfico de los cristos muertos, con la cabeza vencida sobre el pecho, los ojos cerrados y el cuerpo exánime que pende de la cruz mostrando las llagas de los clavos y la herida del costado. La musculatura está trabajada con extraordinario realismo, evidenciando el sufrimiento físico del Salvador. La policromía, de tonos lívidos, refuerza la sensación de muerte y sacrificio.
El Cristo procesiona sobre la innovadora carroza basculante construida en 1955, que permite inclinar la imagen para atravesar el pórtico románico de La Antigua mediante un ingenioso mecanismo. Esta plataforma, iluminada en tonos rojos en su zócalo y adornada con los imponentes candelabros de bronce donados por el gobernador civil Alonso Villalobos, constituye uno de los conjuntos procesionales más característicos de la Semana Santa vallisoletana.
Genaro Lázaro Gumiel (1901-1977) fue un escultor de gran talento que realizó numerosas obras religiosas por toda España. Alumno de la Real Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, destacó por su devoción mariana y su compromiso social, llegando a fundar poco antes de su muerte la «Gumiel Obra Social» dedicada a la atención de niños y ancianos. Entre sus creaciones más célebres figuran la Virgen del Rosario de Bullas (Murcia), la Virgen del Pilar del Santuario de la Gran Promesa de Valladolid, San Pedro Regalado para la iglesia del Salvador de Valladolid, y el Sagrado Corazón que domina una de las torres del castillo de La Codosera (Badajoz).
En reconocimiento a la labor del escultor y a la importancia de su obra para la cofradía, desde 2004 la hermandad otorga anualmente el Premio Lázaro Gumiel a la Iniciativa Cofrade, galardón que reconoce las labores desinteresadas de personas e instituciones que trabajan y ensalzan la Semana Santa de Valladolid en sus facetas artística, histórica, musical o eclesial. Este premio se ha convertido en uno de los reconocimientos más prestigiosos del ámbito cofrade vallisoletano.
María Santísima de la Caridad
María Santísima de la Caridad es obra del escultor gaditano Rafael Martín Hernández, quien en 2017 realizó por iniciativa propia una talla de vestir en condición de Dolorosa. Meses después, la cofradía inició conversaciones con el artista y decidió adquirir la imagen, que fue bendecida bajo la advocación de la Caridad el 8 de julio de 2018 en una ceremonia muy concurrida celebrada en Santa María La Antigua.
La Virgen representa a María en su dolor maternal contemplando la Pasión de su Hijo. Se trata de una imagen de candelero para vestir, siguiendo la tradición andaluza, con rostro de belleza serena pero marcado por el sufrimiento. Las manos entrelazadas en gesto orante y la mirada dirigida al cielo transmiten una profunda espiritualidad. La talla destaca por la delicadeza de su policromía y por el tratamiento de las lágrimas que surcan sus mejillas.
Desde su bendición, la imagen se venera en la Capilla del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre junto al titular de la hermandad, configurando así un conjunto devocional que une el dolor del Hijo y la Madre. La cofradía, inspirada por esta advocación mariana, ha buscado intensificar sus obras de caridad y su compromiso social en Valladolid, encomendando estas labores a la Virgen.
La imagen procesionó por primera vez en 2022, en la nueva procesión titular del Jueves Santo, convirtiéndose en la primera Virgen que históricamente ha acompañado a la cofradía en sus desfiles. Su incorporación al patrimonio de la hermandad representa la apertura de una nueva etapa en la que la devoción cristífera se complementa con la mariana, enriqueciendo la espiritualidad de los cofrades.
Santo Cristo del Olvido
El Santo Cristo del Olvido es una talla atribuida a Pedro de Ávila, fechada hacia 1720. El escultor la realizó junto con otras imágenes para la iglesia de San Felipe Neri de Valladolid, donde permanece expuesta fuera de la Semana Santa. Fue bendecida el 26 de mayo de 1721 y constituye una de las obras características de este imaginero barroco que trabajó intensamente en Valladolid durante el primer tercio del siglo XVIII.
Se trata de una imagen de tamaño inferior al natural, al estar destinada originalmente al retablo de una de las capillas de la iglesia filipense. Sigue el modelo de otro crucificado precedente que Ávila tallara para la iglesia de Torrecilla de la Abadesa. La talla presenta una figura alargada y serena, con extremidades relajadas que transmiten la paz de quien ha consumado su sacrificio redentor.
En 2010, la imagen fue objeto de una importante restauración a cargo de Andrés Álvarez, quien retiró un repolicromado posterior de factura mediocre que presentaba abundante sangre añadida, recuperando así la sobriedad cromática original de Pedro de Ávila. La intervención devolvió a la talla su aspecto dieciochesco, caracterizado por una policromía más contenida y elegante.
El Cristo del Olvido protagoniza la Procesión de la Buena Muerte del Lunes Santo, siendo portado a hombros por los cofrades en un desfile nocturno de gran recogimiento espiritual. El nombre «Cristo del Olvido» encierra un mensaje teológico profundo: recordar al Olvidado, a aquel Cristo que muchos han dejado de lado, rescatándolo del abandono mediante la devoción y la penitencia.
Desfiles penitenciales
La Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre organiza actualmente dos procesiones propias además de participar en la magna Procesión General del Viernes Santo, configurando así una presencia significativa en el calendario pasional vallisoletano.
Procesión de la Buena Muerte – Lunes Santo
La noche del Lunes Santo, a las 22:30 horas, la cofradía organiza la Procesión de la Buena Muerte, un desfile nocturno de profundo recogimiento espiritual que se ha convertido en uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa vallisoletana. La procesión parte de la iglesia de Santa María La Antigua portando a hombros la imagen del Santo Cristo del Olvido.
El cortejo se dirige directamente al Real Colegio de San Albano (Los Ingleses), donde tiene lugar el acto central de la procesión: el encuentro con la Virgen Vulnerata. Los seminaristas ingleses portan a hombros la imagen mariana mientras el coro Alterum Cor interpreta distintos motetes de la polifonía renacentista inglesa, creando una atmósfera de extraordinaria belleza y espiritualidad. El acto incluye momentos de reflexión y meditación sobre la Pasión de Cristo y finaliza con el solemne canto del Salve Regina, antífona mariana que los presentes entonan con devoción.
Este encuentro entre el Cristo español y la Virgen inglesa, entre la tradición castellana y la anglosajona, constituye uno de los momentos más singulares y conmovedores de toda la Semana Santa de Valladolid. La fusión de sensibilidades espirituales diferentes, unidas por la fe común en Cristo y María, crea una experiencia única que trasciende las fronteras culturales.
A su regreso, la cofradía realiza una estación penitencial en la plaza del Salvador, donde los hermanos se detienen para un acto de oración antes de regresar a su sede en La Antigua. Originalmente, hasta 2020, la procesión incluía también una estación en la Basílica Nacional de la Gran Promesa para orar por los cofrades difuntos, pero esta parada fue suprimida cuando otra cofradía comenzó a realizar allí la renovación de su promesa el Martes Santo.
La Procesión de la Buena Muerte, iniciada en 1977, nació con el objetivo de rezar por los hermanos fallecidos, manteniendo viva su memoria en el seno de la cofradía. El nombre del desfile evoca el concepto teológico de la «buena muerte», aquella que llega en estado de gracia, preparados espiritualmente y acompañados por los sacramentos de la Iglesia. Los cofrades piden a Cristo del Olvido que interceda por sus difuntos y les conceda el descanso eterno.
Procesión titular del Jueves Santo
El Jueves Santo, a las 18:00 horas, tiene lugar la procesión titular de la cofradía, creada en 2022 tras desvincularse de la tradicional Procesión de Penitencia y Caridad en la que había participado durante ocho décadas. Este desfile procesional, que parte de la iglesia de Santa María La Antigua, alumbra por primera vez juntas las dos imágenes titulares de la hermandad: el Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre y María Santísima de la Caridad.
El recorrido discurre por el entorno de La Antigua y el centro histórico de Valladolid, incluyendo dos actos especialmente significativos que definen el carisma de la cofradía. El cortejo se dirige hacia la Santa Iglesia Metropolitana Catedral, donde realiza un solemne Acto Penitencial ante el Santísimo Sacramento expuesto en el Monumento del Jueves Santo. Este momento de adoración eucarística conecta la procesión con la liturgia del día, en que se conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena.
La entrada del Cristo de la Preciosísima Sangre en la Catedral, que se produjo por primera vez en 2022, constituyó un momento histórico para la cofradía, plenamente consolidando su identidad como hermandad independiente. La magnífica arquitectura catedralicia, iluminada por centenares de velas y con el Santísimo expuesto, proporciona un marco incomparable para este acto de fe y penitencia.
Posteriormente, la procesión se dirige al Palacio Arzobispal, donde se realiza un Acto de Caridad. Este segundo momento define el compromiso social de la hermandad, que ha querido plasmar en sus procesiones no solo la dimensión litúrgica y penitencial, sino también el mandamiento del amor y el servicio a los necesitados que Cristo dejó en la noche del Jueves Santo. La cofradía manifiesta así públicamente su vocación caritativa, inspirada por la advocación de su imagen mariana.
El hecho de que la procesión se celebre a la misma hora en que tradicionalmente se realizaba la de Penitencia y Caridad —de la que formaba parte— y que incluya un acto específicamente dedicado a la caridad, demuestra que la hermandad no ha roto con su pasado, sino que ha querido potenciar y personalizar estos valores desde su propia identidad.
La creación de esta procesión propia representa un hito fundamental en la madurez institucional de la cofradía, que tras más de noventa años de historia ha consolidado suficiente entidad para organizar sus desfiles procesionales de forma autónoma, definiendo su propio recorrido, sus propias estaciones y sus propios actos, todo ello con el beneplácito de las autoridades eclesiásticas.
Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor – Viernes Santo
El Viernes Santo, a las 19:30 horas, la cofradía participa en la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor, el desfile más emblemático y multitudinario de la Semana Santa vallisoletana. En este cortejo, que reúne a las veinte cofradías de la ciudad con sus pasos más valiosos, la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre alumbra el Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre de Genaro Lázaro Gumiel.
La participación en la Procesión General forma parte del ADN de la cofradía desde su fundación en 1929, cuando recibió el derecho procesional para desfilar en este cortejo. Durante décadas, este era el único momento en que los vallisoletanos podían contemplar procesionando las imágenes de la hermandad. Hoy, aunque la cofradía cuenta con dos procesiones propias, la presencia en la General del Viernes Santo sigue siendo el momento de máxima visibilidad pública, cuando miles de personas se agolpan en las aceras del centro histórico para contemplar el lento discurrir de los pasos.
El Cristo de la Preciosísima Sangre, portado sobre su característica carroza basculante con los candelabros de bronce brillando bajo la luz artificial, escoltado por centenares de cofrades con el impactante hábito rojo y negro, constituye una de las estampas más reconocibles de la Semana Santa vallisoletana. La Banda de Cornetas y Tambores de la cofradía acompaña musicalmente el desfile, interpretando marchas procesionales que añaden solemnidad y emoción al momento.
Calendario litúrgico y actividades durante el año
La vida de la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre no se limita a sus manifestaciones procesionales de Semana Santa. Durante todo el año, la hermandad mantiene una intensa actividad litúrgica, cultural y social que la convierte en una institución viva y dinámica.
Cuaresma: preparación espiritual
El tiempo de Cuaresma se vive en la cofradía con especial intensidad. La hermandad organiza un solemne triduo en honor del Santo Cristo del Olvido, tres días de oración y meditación ante la imagen que protagonizará la Procesión de la Buena Muerte del Lunes Santo. Asimismo, se celebra un solemne quinario en honor del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre, cinco jornadas de culto a la imagen titular que preparan espiritualmente a los cofrades para vivir con mayor profundidad los misterios de la Pasión.
Un acto especialmente emotivo es la misa en honor al Santo Cristo de los Carboneros, primera imagen que alumbró la cofradía entre 1929 y 1949. Esta celebración, que tiene lugar en la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias donde se venera el crucificado, mantiene viva la memoria de los orígenes de la hermandad y refuerza los lazos de fraternidad con la cofradía propietaria de la talla. Es un gesto de gratitud hacia quienes permitieron el nacimiento de la Preciosísima Sangre al ceder generosamente su templo y su imagen durante las primeras décadas.
La cofradía celebra también una misa de Comunión General en la que todos los hermanos participan conjuntamente en la Eucaristía, renovando así su compromiso espiritual y fortaleciendo los lazos de hermandad. Estos actos cuaresmales preparan el espíritu de los cofrades para vivir con mayor intensidad la Semana Santa, evitando que la participación en las procesiones se convierta en un mero formalismo externo sin contenido interior.
Corpus Christi: presencia eucarística
Desde 2014, la cofradía instala un altar en la procesión del Corpus Christi, la gran fiesta de la Eucaristía que se celebra en Valladolid con un magnífico desfile en el que el Santísimo Sacramento recorre las calles de la ciudad bajo palio. La participación de la hermandad en esta celebración subraya la dimensión eucarística de su espiritualidad, recordando que la devoción a la Sangre de Cristo está íntimamente unida al Sacramento del Altar, donde se hace presente el Cuerpo y la Sangre del Señor.
El altar que instala la cofradía, bellamente engalanado, constituye una de las estaciones donde la comitiva se detiene para que el celebrante bendiga con el Santísimo a los fieles. Este servicio a la liturgia del Corpus demuestra que las cofradías vallisoletanas no limitan su actividad a la Semana Santa, sino que participan activamente en el conjunto de la vida litúrgica de la Iglesia.
Premio Lázaro Gumiel a la Iniciativa Cofrade
Desde 2004, la cofradía convoca anualmente el Premio Lázaro Gumiel a la Iniciativa Cofrade, galardón que lleva el nombre del escultor que talló su imagen titular. Este reconocimiento se otorga a personas e instituciones que destacan por sus labores desinteresadas en favor de la Semana Santa de Valladolid, ya sea desde perspectivas profesionales, investigadoras, artísticas, musicales o eclesiásticas.
A lo largo de los años, el Premio Lázaro Gumiel ha distinguido a historiadores del arte, músicos, imagineros, periodistas especializados, cofrades ejemplares y personalidades eclesiásticas que han contribuido significativamente a la difusión, investigación o ensalzamiento de la Semana Santa vallisoletana. El acto de entrega, que se celebra anualmente con gran solemnidad, se ha convertido en una cita ineludible del calendario cofrade de la ciudad.
Este premio refleja el compromiso de la hermandad con la dimensión cultural de la Semana Santa, entendiendo que las procesiones no son solo manifestaciones de fe popular, sino también expresiones artísticas de primer orden que merecen ser estudiadas, conservadas y difundidas. La cofradía honra así la memoria de Genaro Lázaro Gumiel, escultor que supo conjugar la tradición con la creatividad contemporánea.
Preciosísima Sangre Televisión
En una apuesta decidida por la comunicación y la cercanía con los fieles, la cofradía produce Preciosísima Sangre Televisión, un programa mensual que se emite el primer jueves de cada mes a las 13:00 horas en su canal de YouTube. En este espacio, los espectadores pueden conocer la hermandad como nunca la habían visto, con reportajes y entrevistas de todas las secciones de la cofradía: anderos, banda de música, jóvenes, hermanos mayores, entre otros.
Esta iniciativa mediática, pionera entre las cofradías vallisoletanas, demuestra la capacidad de adaptación de la hermandad a los nuevos tiempos y a las nuevas formas de comunicación. A través de este programa, la cofradía no solo informa de sus actividades, sino que también evangeliza, forma y crea comunidad, llegando a personas que quizá nunca pisarían la sede pero que pueden acercarse a la hermandad desde la comodidad de sus hogares.
Singularidades y rasgos característicos de la hermandad
El título de Real: primera cofradía vallisoletana
El reconocimiento como Real Cofradía concedido en 2013 por Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I constituye el hito más significativo de la historia reciente de la hermandad. Valladolid, ciudad con una Semana Santa de prestigio internacional y con cofradías centenarias de gran abolengo, no contaba hasta entonces con ninguna hermandad que ostentara el título de «Real». La Preciosísima Sangre, cofradía del siglo XX, fue paradójicamente la primera en alcanzar esta distinción.
Las gestiones para obtener el título comenzaron en 2003, con motivo del 75º aniversario de la fundación. El proceso requirió el nombramiento previo de Sus Majestades los Reyes de España como Hermanos Mayores Honorarios, la obtención del aval del arzobispo de Valladolid y de la Junta de Cofradías, y el cumplimiento de múltiples requisitos establecidos por la Casa Real. Tras diez años de tramitación, el 5 de junio de 2013 llegó la anhelada concesión.
Este título permite a la cofradía incorporar a sus emblemas e insignias la Corona Real, invitar a los actos institucionales a miembros de la Casa Real, y utilizar en su denominación oficial el término «Real». Más allá de los aspectos protocolarios, el reconocimiento supuso un motivo de orgullo inmenso para todos los cofrades y un espaldarazo definitivo al prestigio de la hermandad.
La carroza basculante: innovación técnica
La carroza procesional del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre, construida en 1955, representa una solución técnica ingeniosa a un problema arquitectónico. El pórtico románico de la iglesia de Santa María La Antigua tiene una altura limitada que imposibilitaba la salida de un Cristo crucificado de gran tamaño en posición vertical.
Los diseñadores de la carroza idearon un mecanismo de abatimiento que permite inclinar progresivamente la imagen hasta alcanzar un ángulo casi horizontal, salvando así el dintel de la puerta. Una vez en la calle, el sistema eleva de nuevo el Cristo hasta la posición vertical en que procesiona. Este ingenio mecánico, guiado sin lanza y con gran precisión, se convirtió en toda una novedad en la Semana Santa vallisoletana de mediados del siglo XX.
Cada Jueves y Viernes Santo, centenares de personas se congregan en el entorno de La Antigua para contemplar la espectacular salida del Cristo, momento en que los anderos deben bajar la imagen casi a ras del suelo, inclinándola cuidadosamente para superar el histórico portalón. Este instante, cargado de tensión y belleza, se ha convertido en una de las estampas más fotografiadas de la Semana Santa vallisoletana.
Del gremio de carboneros al siglo XXI
La vinculación histórica con el gremio de carboneros que desde 1805 daban culto al Cristo de Francisco del Rincón aporta a la cofradía un origen popular y obrero que la diferencia de otras hermandades vallisoletanas de origen nobiliario o burgués. Los mozos del carbón, trabajadores humildes dedicados al duro oficio de transportar y vender el combustible básico de la época, mantuvieron viva durante más de un siglo una devoción que la cofradía fundada en 1929 supo recoger y actualizar.
Esta conexión con el mundo del trabajo manual y con las clases populares ha permanecido en el ADN de la hermandad, que tras la Guerra Civil acogió como cofrades honoríficos a los caballeros mutilados, en un gesto de solidaridad con quienes habían sacrificado su integridad física. Aunque la composición social de la cofradía se ha diversificado enormemente con el paso de las décadas, esta sensibilidad hacia los más vulnerables permanece como un valor fundamental.
La incorporación en 2018 de la imagen de María Santísima de la Caridad como titular mariano no fue casual. La cofradía buscaba reforzar su compromiso caritativo, encomendando a la Virgen todas sus obras de ayuda a los necesitados. La hermandad colabora con diversas instituciones benéficas de Valladolid, organiza recogidas de alimentos y ropa, y destina parte de sus recursos económicos a proyectos sociales.
El Acto de Caridad que se celebra en el Palacio Arzobispal durante la procesión del Jueves Santo manifiesta públicamente este compromiso, recordando que la fe cristiana no puede separarse del amor efectivo al prójimo. La cofradía entiende que alumbrar al Cristo de la Preciosísima Sangre implica también derramar la propia vida en servicio a los demás, especialmente a los más pobres y marginados.
Orientaciones para el visitante
Acceso a Santa María La Antigua: La iglesia se encuentra en pleno centro histórico de Valladolid, en la calle Arzobispo Gandásegui número 2, muy próxima a la Plaza Mayor. Se puede llegar caminando desde cualquier punto del centro. En transporte público, varias líneas de autobús urbano tienen paradas cercanas. Para quienes lleguen en vehículo particular, existen varios aparcamientos públicos en las inmediaciones.
Hospedaje: Valladolid ofrece una amplísima gama de establecimientos hoteleros para todos los presupuestos, desde hoteles de cinco estrellas hasta hostales económicos y apartamentos turísticos. El centro histórico concentra la mayor oferta, permitiendo acceder a pie a todas las procesiones. Durante la Semana Santa es imprescindible reservar con mucha antelación, dado el elevado número de visitantes que recibe la ciudad.
Consejos para seguir las procesiones: La Procesión de la Buena Muerte del Lunes Santo, al desarrollarse de noche y con un recorrido más corto, permite una contemplación más íntima. Se recomienda llegar al entorno de La Antigua con antelación para presenciar la salida y luego dirigirse al Colegio de San Albano para el emotivo encuentro con la Virgen Vulnerata. La procesión del Jueves Santo parte a las 18:00 horas y tiene un recorrido más amplio por el centro. El momento de la salida de La Antigua, con el abatimiento del Cristo, es especialmente espectacular.
Indumentaria recomendada: Las noches de finales de marzo en Valladolid pueden ser frías, con temperaturas entre 5 y 12 grados. Se aconseja ropa de abrigo, especialmente para la procesión del Lunes Santo que comienza a las 22:30 horas. Calzado cómodo es fundamental si se desea seguir el recorrido completo. Para entrar en los templos, se requiere vestimenta respetuosa acorde con el carácter sagrado del espacio.
Gastronomía vallisoletana: Valladolid ofrece una rica gastronomía castellana con especialidades como el lechazo asado, la morcilla, el queso, las sopas castellanas y los postos conventuales. Los vinos con denominación de origen Ribera del Duero, Rueda, Cigales y Toro complementan perfectamente las comidas. Durante la Cuaresma son tradicionales las torrijas, los buñuelos y el potaje de vigilia. El centro histórico concentra numerosos bares y restaurantes donde degustar estos manjares.
Otros lugares de interés: Además de las procesiones, el visitante puede conocer el Museo Nacional de Escultura, que alberga la mayor colección mundial de escultura policromada; la Catedral de Valladolid, obra de Juan de Herrera; las iglesias penitenciales históricas; el Museo de la Pasión; la Plaza Mayor; la Casa-Museo de Cervantes; y el Palacio Real, entre otros monumentos que hacen de Valladolid un destino cultural de primer orden.
Preguntas frecuentes sobre la cofradía
¿Cuándo se fundó la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre?
La cofradía fue fundada el 6 de abril de 1929, cuando el arzobispo Remigio Gandásegui aprobó sus estatutos. Aunque recoge una tradición devocional que se remonta a 1805, cuando los mozos del carbón comenzaron a venerar al Cristo de los Carboneros, su constitución canónica formal data de 1929.
¿Por qué se llama «Real» la cofradía?
En 2013, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I concedió a la hermandad el título de «Real», la más alta distinción que puede recibir una cofradía en España. Fue la primera cofradía de Valladolid en alcanzar este reconocimiento, pudiendo desde entonces incorporar la Corona Real a sus emblemas e insignias.
¿Dónde está la sede de la cofradía?
La sede canónica se encuentra en la Iglesia de Santa María La Antigua, concretamente en la Capilla de Santa Ana o de los Tovar, ubicada en la calle Arzobispo Gandásegui número 2. La cofradía se trasladó a este emblemático templo románico en 1952, donde permanece hasta la actualidad.
¿Quién esculpió el Cristo de la Preciosísima Sangre?
La imagen titular fue realizada por el escultor aragonés Genaro Lázaro Gumiel en 1953. Es la primera talla del siglo XX que se incorporó a las procesiones de la Semana Santa de Valladolid. El escultor trabajó a partir de fotografías del Cristo de Juan de Juni que la cofradía había venido alumbrando, pero creó una imagen más grande y vigorosa.
¿Qué procesiones realiza la cofradía?
La hermandad organiza dos procesiones propias: la Procesión de la Buena Muerte el Lunes Santo a las 22:30 horas, con el Cristo del Olvido y el emotivo encuentro con la Virgen Vulnerata en San Albano; y la procesión titular del Jueves Santo a las 18:00 horas con el Cristo de la Preciosísima Sangre y María Santísima de la Caridad. Además, participa en la Procesión General del Viernes Santo.
¿Cómo es el hábito de los cofrades?
El hábito se caracteriza por su impactante combinación de túnica y capa de color rojo vivo, con capirote de terciopelo negro, cíngulo, guantes, calcetines y zapatos negros. El rojo simboliza la Sangre Preciosa de Cristo, mientras que el negro representa el luto por su muerte. En la capa luce la cruz gringolada, emblema de la cofradía.
¿Qué es la carroza basculante?
Es un ingenioso mecanismo construido en 1955 que permite inclinar el Cristo de la Preciosísima Sangre para que pueda atravesar el pórtico románico de La Antigua, cuya altura es limitada. Una vez en la calle, el sistema eleva la imagen hasta la posición vertical. Esta solución técnica se convirtió en toda una innovación en la Semana Santa vallisoletana.
¿Qué es el Premio Lázaro Gumiel?
Es un galardón que la cofradía otorga anualmente desde 2004 para reconocer las labores desinteresadas de personas e instituciones que trabajan en favor de la Semana Santa de Valladolid. Lleva el nombre del escultor que talló la imagen titular y se ha convertido en uno de los premios más prestigiosos del ámbito cofrade vallisoletano.
¿Quién es María Santísima de la Caridad?
Es la primera imagen mariana titular de la historia de la cofradía, obra del escultor gaditano Rafael Martín Hernández realizada en 2017. Fue bendecida en 2018 y procesionó por primera vez en 2022 en la nueva procesión del Jueves Santo. Su incorporación marca una nueva etapa en la que la devoción cristífera se complementa con la mariana.
¿Se puede visitar la sede fuera de Semana Santa?
La iglesia de Santa María La Antigua está abierta al culto durante todo el año, pudiendo visitarse la Capilla de Santa Ana donde se veneran las imágenes titulares de la cofradía. Se recomienda consultar los horarios de apertura. Durante la Cuaresma se celebran diversos cultos y triduos que permiten a devotos y visitantes acercarse a conocer la hermandad.
Enlaces de referencia
- Sitio web oficial de la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre
- Junta de Cofradías de Semana Santa de Valladolid
- Turismo de Valladolid – Ayuntamiento
- Patronato de Turismo – Diputación Provincial de Valladolid
- Arzobispado de Valladolid